Buenas noches mis querid@s amig@s
Os diré que acabo de ver el capítulo de hoy, el 925 para ser más exactos, y
tengo que decir que hoy me ha aportado momentos más agradables de los que me
tienen acostumbrada últimamente.
Aunque con pesar, por la marcha de Jordi Coll, (Martín/Gonzalo) como se empeñan todos en
llamarle, y llevando tiempo esperando con tristeza contenida, esa marcha sabida
de antemano, por las filtraciones que circulan por la red, hoy ha sido
diferente, pues ha habido situaciones
agradables y otras de esperanza. Como la
vuelta de Raimundo, al que todos echamos de menos. Me alegro que vuelva, es
otro de los iconos de PViejo y tiene que estar para seguir con su particular
guerra con doña Francisca.
Espero que antes de partir Martín
pueda reencontrarse con su abuelo, si no, y pensando siempre en positivo, cuando
vuelva lo hará, porque no quiero pensar de ninguna de las maneras que se va
para no volver, deseo dejar abierta una esperanza a su regreso y así poder disfrutar
de los momentos puntuales de la serie.
Vayamos por partes.
Me ha encantado las escenas de Bosco y Amalia, la complicidad y la amistad
que nace y crece entre Amalia y Bosco, es bonita, me produce empatía, y me alegra
que Amalia llegue a conquistar el corazón de Bosco, pues así es como debería
ser una verdadera historia de amor, poco a poco, con prudencia, con señales,
con todo lo que tiene que ser. He sentido la ilusión de Amalia, al conocer un
ser tan puro, limpio y sin maldad. He sentido su alegría en esa sonrisa amplia
y fresca y la complacencia de la muchacha al estar junto a él y las primeras
señales de su atracción hacia él, y que creo, que en Bosco, también despertará,
pero no podremos esperar nada más intenso, pues como ya sabemos, y nos han
metido por los ojos, la prota es la otra, y lo que sienta por Amalia, quedará
tan solo en superficial, supongo que la querrá, se casará con ella, y ella
morirá. No me preguntéis porque, pero es la sensación que tengo pues Amalia
esconde algo relacionado con los caballos, y una salud por lo que se dejó
entrever el otro dia, débil.
Una pena, porque la química entre ellos es magnífica. Ellos sí que transmiten,
se dejan llevar e interpretan a la perfección sus personajes. Amalia es un
bellezón, irradia dulzura, sensibilidad, amabilidad, es elegante, sumisa, lo
tiene todo, y creo, como he dicho antes, que llegará al corazón de Bosco y al
nuestro por descontado.
Además de una buena interpretación junto a Aida ( Amalia) mientras paseaban
por el campo, Francisco Ortiz (Bosco) en
la plaza, ha actuado de guinda, como en sus principios, con esa timidez y ese sentimiento
a flor de piel, al ver a su hermano frente a él, irremediablemente la sangre de
Pepa, hierbe en su hijo al encontrarse con su hermano Martín, y eso Bosco lo
siente. Lo veo en su mirada, en sus gestos, en sus palabras, en sus hechos y
Martín siente lo mismo que él, algo extraño pero con mucha fuerza, se extraña
de la preocupación hacia su hija, Esperanza, sobrina de Bosco aunque él aún no
lo sepa. Esos sentimientos, Francisco Ortíz, los ha dejado plasmados en esa mirada furtiva,
huidiza ante Mauricio, cambiando de actitud en el mismo momento que Mauricio se
ha percatado de su amabilidad hacia Martín.
Estoy segura que de estar solo, Bosco en aquel momento hubiera seguido
hablando alegremente con su hermano, se nota que lo siente cercano, que le tira
la sangre. Bosco es muy sensible a ello, todos los hijos de la partera tienen
una innata intuición, tienen muchas corazonadas, y el muchacho las siente,
intuye cosas y actúa en consecuencia, como el día de las cartas que llevó al
Jaral, o el día que vio el retrato de su padre.
El encuentro de Martín, María y la Doña, otro momento del capítulo ( para
mi, claro) Como me gustan las escenas en
que salen ellos. Ya sea por separado o juntos, cada vez que encaran a la Doña
es perfecto, esas miradas que le echa Martín a la doña, esos posados erguidos,
altivos, provocadores que le hace el nieto a la abuela, y ella tan soberbia,
prepotente, encopetada, despreciativa. Magnifico. Sobre todo, esas guerrillas generacionales
y dialécticas, entre los dos, me encantan y la palabra que usan los hermanos
Castro, para machacar a Francisca es fabulosa, ver la cara con que lo dicen y
la cara con que lo recibe, es un poema. Llamar a la doña, abuela o abuelita, es
lo más.
Martín hacía mucho que no lo decía, Aurora lo dice mucho más, pero el
choque de trenes entre Martín y Francisca me encanta. A pesar de la inquina que le tiene a Martín, por ser quien es, por se rl hijo de la Partera, por verla tras sus gestos, tras sus desplantes, tras sus maneras, esta vez, y sin que sirva de precedente, doña Francisca
tiene razón, es una locura llevarse a la pequeña lejos y sin saber las enfermedades
que allí pudieran afectar a la niña, y ya tenemos dos cosas, el corazoncillo que asoma de la doña, y la excusa necesaria para que
Martín abandone solo Puente Viejo… para volver pronto!!
Volvemos a encontrar a la partera presente en sus hijos. En Bosco,y su reacción para con su hermano y en Martín, vehemente y gallardo como ella, a mi parecer, al que más quiere y lo demuestra con su odio, aunque ella no lo sepa, en el fondo, muy en el fondo, bajo una losa de odio, todavía vive en ella el pequeño Martín, por eso tiene tanto odio, porque Pepa se lo arrebató, se llevó lo que más quería, siempre lo ha dicho, se llevó a su hijo, se llevó a su nieto.
Volvemos a encontrar a la partera presente en sus hijos. En Bosco,y su reacción para con su hermano y en Martín, vehemente y gallardo como ella, a mi parecer, al que más quiere y lo demuestra con su odio, aunque ella no lo sepa, en el fondo, muy en el fondo, bajo una losa de odio, todavía vive en ella el pequeño Martín, por eso tiene tanto odio, porque Pepa se lo arrebató, se llevó lo que más quería, siempre lo ha dicho, se llevó a su hijo, se llevó a su nieto.
Tengo que hacer una mención especial, a Alfonso y Emilia.( tengo pendiente hablar de ellos, se merecen todo un artículo solo para ellos)
La lección que le dan Alfonso y Emilia a Matías es fantástica, son unos
verdaderos padres para el chico, yo había pensado que no era él el que había robado
los objetos pero me equivoque. El que, el chico devuelva lo robado, me parece
una buena lección. Ellos, Alfonso y Emilia siempre tan acertados en todo lo que
hacen, Matías les acabará queriendo como a unos padres, y él tendrá un hogar.
Bueno nenis.
Hasta la próxima.
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