Hablemos hoy de Francisca Montenegro.
Si, hoy voy a hablar de la intocable, Doña Francisca. Y no es para hablar de las fechorías, de los desprecios y demás inmoralidades a las que nos tiene acostumbrados la Paca, no. Hoy al igual que aclamo, y ensalzo las cosas buenas de la novela, me he sentido en la obligación de criticar abiertamente los últimos capítulos en lo que se refiere a la interpretación de María Bouzas, (Doña Francisca Montenegro).
El personaje de Francisca, a pesar de sus fechorías, y de toda su tiranía siempre me ha parecido un personaje necesario, y con su carácter fuerte, bien formado, con un perfil continuado y que no ha salido ni un ápice de su camino además de una magnífica interpretación sin duda.
Digamos que el de Francisca es un personaje cien por ciento necesario para la serie, un pilar fundamental para sus historias y para el día a día de Puente Viejo, pues es una serie ( y hago hincapié en ello) dramática, y romántica al mismo tiempo, así que no debemos extrañarnos todo lo que sucede en ella, y dejar de alarmarnos sobre sus historias y sus tragedias.
Siempre defenderé esa parte de las historias, pues en toda novela que se precie se deben tocar temas de diversa índole, todo tipo de situaciones, desde muertes, desapariciones, violaciones, raptos, amores prohibidos, odios, rencillas entre familias, etc y es evidentemente que tiene que sucederles a los vecinos del mismo, o a alguien que pase por allí, pero es evidente que les tiene que suceder a todos los personajes de la serie, ¿a quien si no? y eso es normal, si no la serie en sí misma, no tendría sentido. Como ibamos a tener una serie diaria hablando solo de bondades y felicidad, sería de lo más aburrido, tan solo para una serie de 3 capítulos, imaginaros 1100 sería inaguantable.
Por todo ello es necesario, que exista el mal, que haya muertes, asesinatos, que afloren las venganzas y los odios. Como es igual de necesario que ese mal conviva con el bien, junto con el amor incondicional, la pasión,la honradez y bondad, etc.. Como siempre. La eterna lucha del mal contra el bien y viceversa.
Pero no me quiero ir de mi punto de mira de hoy, de mi crítica hacia la doña, y que se que a muchas de sus seguidoras no les parecerá bien, pero que quiero dejar constancia opinando en el rincón de Margonz.. o sea en mi rincón, y el de vosotr@s mism@s.
El giro que ha tomado Francisca, su situación, su manera de tomarse la vida, podría aceptarlo siempre y cuando fuera toda su escenografía más normal, más creíble.
La actuación de estos últimos días de la Paca, me ha parecido de lo más esperpéntica, y ridícula que haya podido contemplar en Puente Viejo, más que algunas de las ocurrencias de los dueños del colmado,indigna de un personaje de la talla de Francisca Montenegro.
Incluso me ha hecho sentir mal, me ha molestado ver a una gran mujer, con una fuerza interior descomunal, haciendo una caricatura de ella misma, de ese mismo personaje que siempre ha defendido e interpretado tan bien, una gesticulación más bien digan de Dolores Mirañar que de Francisca Montenegro.
Imágenes como llevando una mesa o cubriendo con una sábana el piano del salón, me han hecho sentir vergüenza ajena, y me disculparán todos los que no lo vean igual, pero y aunque comprendo que una mujer de su posición nunca ha hecho nada similar, y no sabría como hacerlo, creo que no tendrían que haberla hecho actuar de esa manera tan exagerada, ya que Francisca puede con todo, es inteligente y sabe sacar fuerzas de la adversidad de donde otros sucumbirían en una profunda depresión.
Por eso mismo, porque se que Francisca es una mujer de los pies a la cabeza, me ha incomodado verla actuar de esa guisa, ridiculizando a la doña en esta nueva situación.
Se puede hacer lo mismo, pero sin tanto aspaviento, se puede ser torpe para esos trabajos, pero no ridícula. Una mujer corajuda no hace esos ademanes para mover cualquier objeto de la Casona, ni para estar fregando platos o colgando una taza en la cocina. Llevar un simple barreño,andando tan exageradamente, hasta incluso hacer ver que llega a torcerse un pie en la cocina, todo en un conjunto, me ha parecido de lo más lamentable,no me gustó nada y mucho menos que le hicieran hacer esta interpretación.,.
Esperaba una Francisca torpe en sus trabajos domésticos, evidentemente, pero nunca una bufonada de tal calibre. Estoy hasta indignada del modo que le han hecho actuar. En estos últimos capítulos he visto a una Francisca que nada tenía que ver con la Francisca a la que estamos acostumbrados.
A pesar de ver que lo ha perdido todo, y disfrutar por ello,( que ya le tocaba, esto que le está pasando y mucho más) sabiendo que pronto resurgirá como el ave fénix, me siento molesta por esta sobreactuación, y me he llevado una decepción de esa deformación del personaje.
Tan solo ha sido ella de nuevo, cuando ha entrado el capataz, a pedir que lo readmitiera, o cuando le ha entregado el jamón, entonces he vuelto a ver a la Francisca Montenegro, una mujer dura, altiva y que a pesar de estar en la miseria, continúa hablando y actuando como si no lo estuviera.
Hoy veremos a Severo como la humillara, tan solo presentándose ante ella y diciéndole que las ropas que lleva ( recordemos que son ropas del servicio) le sientan bien.
Mal hace Severo, si piensa que ha derrotado al alacrán negro de la casona, a la reina escorpión. Francisca está haciendo acopio de valor y de todo lo que le sucede a su alrededor y volverá peor que antes si cabe.
Pero por extraño que parezca espero que vuelva tal y como era, tal y como es. Como le dijo su fiel capataz. “...Señora usted y yo nunca nos movimos por lo que era justo…!”
Necesitamos a la Francisca tal cual, y si por algún otro motivo tiene que seguir en los bajos de la casona, por favor que su personaje actúe con más dignidad, no como lo está haciendo actualmente, tan forzado, tan exagerado que nos resulta molesto por decirlo si fatar.
Parece que estamos viendo una obra teatral de final de curso, creo que hay muchos fans que piensan lo mismo, pero tocar a la doña es como tocar a Dios, y muchos aunque lo piensen no se atreven ni a decirlo.
Queremos que actúe con normalidad, sabemos que es evidente que no sabe hacer nada de las faenas del hogar, pero que se mueva sin tanta comicidad en sus pasos, en sus gestos, que no se exagere su representación,pasándola de trágica a cómica en lo que se tarda en mover una mesa, o un jarrón del gran salón.
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