30 de abril de 2015

RELATO- ALFONSO CASTAÑEDA, EL TEMOR DE UN PADRE.


CAP 26- ALFONSO CASTAÑEDA, EL TEMOR DE UN PADRE.

Alfonso se acercó a Emilia en cuanto las muchachas marcharon hacia el Jaral.

—¿Qué quería tu hija Emilia? ¿Algo que yo pueda hacer?

—No, nada Alfonso.


Él la miró. Sabía que algo le rondaba y se acercó hacia ella.

—Emilia, mira que te conozco, y ayer dijimos…

La mujer, miró a Alfonso y con preocupación le cogió de la mano y le guió hacia la mesa invitándole a sentarse junto a ella.

—Emilia. ¿Qué ocurre?—preguntó preocupado.

Ella, se llenó de valor y explicó a su esposo todo lo que habían estado hablando con las muchachas. Alfonso, cambió el semblante. Saber que María podría volver a estar cerca de Severiano, le corroía por dentro.

—¿Es que no hay otra manera?—preguntó.

—Creo que si pudiéramos indagar sobre la vida de mi sobrino Tristán… si pudiéramos saber, si esas sospechas que anidan en las cabezas de las muchachas son infundadas o ciertas...

—¿Crees que Tristán miente?— Preguntó Alfonso. Emilia le miró fijamente a los ojos, y respondió.

—Lo que me han dicho, me ha hecho pensar. Y si te soy sincera…más bien creo que esconde algo.

—Pero Emilia…

—No lo sé, Alfonso. Pero lo que me han dicho Aurora y María, no me lo saco de la cabeza y tiene toda su lógica. ¿No encuentras extraño que conviva con doña Francisca sin que ella diga ni haga nada al respecto? ¡Es un bastardo! Mira lo que hizo con mi hermano y lo que ha hecho sufrir a sus nietos. Cuanto más a un hijo ilegítimo de su querido Tristán.

—Pues si… raro es, la verdad—dijo mientras se frotaba la barbilla con su mano.

—Pues lo que te digo… Hay algo que me tiene zozobrada toda.

—¿Y qué piensas hacer?

Ella le miró con picardía en sus ojos.

—Emilia—dijo con recelo—que te conozco, y conozco a tu hija y a Aurora. ¿Qué estáis tramando?

—Nada marido, no te inquietes.

—Ahora sí que has conseguido lo contrario. Inquieto es poco. Empieza a contarme. ¡Venga!

—Está bien—Emilia respiró hondo y dijo—He invitado a Tristán a una celebración que daremos en la casa de comidas—Alfonso la miró de sopetón.

—¿Una celebración? ¿Y tu hija y Aurora están de acuerdo?

—Pues sí, ha sido más una idea de ellas que mía.

—Pero… no me lo puedo creer. Apenas hace un mes que Gonzalo se perdió en las aguas y pensáis en una celebración? No doy crédito—Alfonso miró desconcertado a Emilia… ¿En nombre de qué?

—¡Alfonso! Claro que no estamos de celebraciones, pero hemos pensado que le haremos una cena en su honor y le abriremos las puertas de la familia, así iremos ganándonos su confianza, e iremos averiguando si sabe algo más.

—¿Algo más, como qué?

—Si hubieras perdido un hermano en un naufragio, cuando este te iba a conocer y a brindarte su apoyo. Si tú hubieras llegado de un país tan lejano para conocer a tu familia de la que tanto te habló tu madre ¿No crees que irías derechito a ver a tu hermana? ¿No la buscarías por todas partes hasta dar con ella? ¿Presentarte ante ella, conocerla, abrazarla, y darle tu apoyo y amor incondicional?

Alfonso pensaba en aquellas sabias palabras.

—Si claro, que sí.

—¿Y entonces, porque no lo ha hecho? Lleva aquí varios días. ¿Porque no se aloja en el Jaral que es su verdadero hogar, como sabía de la existencia de la Casona? ¿Quién le ha dado razón de ella y de doña Francisca? Y ¿Porque la doña lo tiene bajo su techo, cuando no le tiembla la mano para echar de su lado a quien le venga en gana?

—Muchas preguntas son esas, mujer.

—Si Alfonso lo sé, pero las muchachas tienen razón al desconfiar, y más si se lleva tan bien con la Montenegro.

Alfonso asentía en silencio.

—¡Tienes razón!—respondió tras escuchar aquellas palabras— Pero…

—Mira Alfonso. Hemos de ayudar a María a descubrir la verdad. Ya que eso hará que se olvide de Severiano y su dinero, para buscar a Gonzalo.

—Tienes razón.

Emilia le sonrió.

—Siempre la tengo marido.

 Alfonso todavía estaba ensombrecido.

—¿En qué estás pensando, Alfonso? ¿A caso lo ves mal?

Él, dirigió la mirada hacia el infinito y hablo con un hilo de voz.

—¿Y si no conseguimos que María se olvide de ese endriago de Severiano?

—¡Alfonso!—dijo con aflicción.

—Emilia, no quiero ni que se le acerque. Si María descubre que él es su verdadero padre…—durante unos instantes Alfonso guardo un pesado silencio. Emilia barrió su mirada hasta posar sus ojos en la triste figura de su esposo. Alargó su mano y acarició a Alfonso. Él reaccionó— la perderé para siempre.

Una pena inmensa se había apoderado de su corazón. Alfonso se incorporó de la silla. Emilia le siguió.

—Pero… Alfonso, ¿crees que María dejaría de quererte? Para ella, tú y solo tú eres su padre.
Él la miró. En sus ojos solo había tristeza.

—Eso podría cambiar en cualquier momento. Según me dices habla de él con idolatría.

—Alfonso, creo que exageras. María solo habla de él, porque necesita tener una ilusión. Pero esa ilusión es por Gonzalo no por Severiano.

Entonces Alfonso, le preguntó.

—¿Crees que deberíamos hablar con ella?

Emilia no sabía que decir, no quería ni pensar. Alfonso dijo temeroso.



—¿Y si Severiano le dice la verdad en algún momento?

—No creo que lo haga—dijo nerviosa Emilia.

—¿Y si se pasea por el pueblo? ¿Y si lo ve Dolores? Severiano no ha cambiado mucho desde que marchó, en cuanto le reconozca todo el pueblo sabrá que ha vuelto, y todos al ver a María, recordarán  que su padre anda por el pueblo, y a la niña le llegarán los comentarios y entonces ¿qué?


—Anda ven aquí—dijo Emilia abrazando a Alfonso. Este cerró sus ojos perdiéndose en aquellos dulces brazos que tanto le reconfortaban. Respiró profundamente, mientras a Emilia le asaltaban todo tipo de dudas, y una zozobra inmensa se apoderaba de ella. Alfonso tenía razón. Si Dolores le veía de inmediato le iría a María con el cuento. No podían permitir que María se enterara de cualquier manera. Tenían que tomar una decisión.

A más ver.


27 de abril de 2015

LA PACA.. LA SALVACIÓN DE PV?


Está visto, y ya lo comentábamos hasta la saciedad,  que la nueva apuesta por la nueva historia de amor que se prometía "apasionante" no ha calado como se esperaba..y es que guste o no, nada puede con las anteriores historias de amor.. La de Pepa y Tristán y la de Martín y María, y ellos lo saben, por eso nos encontramos con este cambio de cabecera en la pag de boomerang... el invento no funciona.....y para muestra un botón...que ha cambiado de agosto de 2014 a abril de 2015??? 


A ver si encontráis la diferencia.. 

Pues claro..La Paca "  pero es acertada esta nueva apuesta para que sea la salvación de PV?

La historia de Doña Francisca y Raimundo Ulloa, es uno de los puntales de la serie, eso no lo puede negar nadie.. pero no hubiera sido mejor apostar por otras parejas que también  pululan por Puente Viejo. Y no lo digo ppr lo que muchas pueden pensar erróneamente, que no nos gusta la pareja de la doña y el Ulloa, por ser un amor maduro, que la pasión que buscamos en para poder ver torsos jóvenes y esbeltos.. Es de agradecer ver estos cuerpos en pantalla claro que si, pero ese no es el amor y la pasión que buscamos. 

Queremos que la historia nos llene, como antes...sea adulto o joven, pues el amor en una edad adulta también puede ser apasionado. Tan solo pensamos que el amor de el Ulloa y la Montenegro nos cansa un poco, más por el cambio de actitud que está teniendo Raimundo, que si ahora vengo, que si ahora me voy, que por el de Francisca, que a pesar de ser un amor, enfermizo, egoísta, y manipulador, si que siente algo por Raimundo, y he dicho algo, porque para mi amor, NO. esa palabra para a la doña le queda muy grande.

Creo además que lo que le ha pasado a Francisca es que le ha visto las orejas al lobo, en cuanto a ella misma y a sus emociones más íntimas me refiero, porque por lo demás continua con su maldad a flor de piel...

Apostó por su nuevo juguete, Bosco, manipuló, ocultó y envenenó a su nuevo nieto y en consecuencia a Raimundo y a toda su familia y ahora se encuentra sola. Volvió a perder..

Eso la hizo pensar… desde que María se lanzó por la garganta del diablo ha buscado a Raimundo...y desde que Bosco la enfrentó, se arrastra ante él, al que dice ser "el amor de su vida..". Puede que si, que lo fuera, pero hoy por hoy lo que le ha movido a dar ese paso.. y según mi opinión, ha sido el miedo, a la soledad, a la vejez y al dolor..

Ahora aboga por su “amor” cuando nunca antes lo hizo, y le incita a que deje todo por ella, que luche contra viento y marea, cosa que ella misma no aceptó que hicieran, ninguno de sus hijos, ni nietos.

Nunca dejó que Tristán amara y luchara por Pepa... no permitió que Soledad amara a Juan, y no aceptó que María fuera feliz con Martín ( su nieto), además de la inquina que le tiene a su nieta ( sangre de su sangre) tan solo por ser hija de Pepa.. y ahora quiere que la comprendan a ella?, quiere que Raimundo abandone todo por ella? y que Emila les dé su bendición? o solo lo hace de cara a Raimundo? porque está visto que en cuanto él se da la vuelta, ella vuelve a maquinar cómo acabar con todos y con todo.. 

No habrá desfile en Puente Viejo..porque yo no quiero.. Es una orden.. le dice al alcalde.. Y máquina como acabar con Amalia, y como enfrentar a Severo. Sigue manipulando.. y es que ella es así.. negra como la pez, y una mujer con esos sentimientos, que no le tiembla la mano para ejecutar o ordenar cualquier maldad no puede amar a nadie con pureza, nadie que no sea ella misma. En cuando Raimundo ya no le sea necesario.. lo echará de la casona, tiempo al tiempo.

Ella siempre ha de  salirse con la suya.. creo que ella no ama a Raimundo, como se suele amar..con el corazón en la mano, sin engaños y sin dobleces, ya que  el amor, el de verdad, es desinteresado, y se da sin recibir nada a cambio y ella no lo hace así. Ella le da mimos y carantoñas para amarrarlo a la Casona, ha tejido su red y no olvidemos que es la viuda negra. Un escorpión que no dudará en clavar el  aguijón en cuanto lo crea conveniente.

Ella ha demostrado soberbia, regocijo ante el paso que ha dado Raimundo. Ella se siente triunfadora, pues quería que Raimundo dejara a su familia...y lo ha conseguido, y eso la llena de satisfacción. porque estaba SOLA, si hubiera tenido alguien para entretenerse nunca hubiera suplicado a Rai que se fuera con ella..egoísmo pues. 

Y a la vista está cuando en la plaza se encara con Emilia..no lo hace con nobleza, no lo hace para llegar a un buen entendimiento. Lo hace con altivez. “Tu padre está de guinda.. mejor que nunca.. “ que altanera y mezquina, es. 

Se siente triunfante, ante la pobre Emilia, se lo ha quitado todo. A su hija, a su nieta, a su yerno, a su padre....Y esta, que ha crecido bajo la sombra y la sabiduría de su padre, que conoce la palabra "dignidad" no entiende el cambio de actitud de su padre, y está triste y abatida.¿y quien no? Ni ella, ni el 90% de la audiencia entiende esa actitud, por no decir más.


Esta visto, como he dicho al principio que se ha intentado dar un giro en la historia ya que la principal, no atrapa, es cansina, está mal interpretada y nos cansa ver lloriqueando por los rincones a la supuesta protagonista... y ya hemos leído ( y no sabemos si es cierto o no..)  que Inés también marcha de la serie, por lo que si marcha Aurora, Amalia y Inés… creéis que la historia de la Paca será suficiente para mantener el interés por el serial? Porque no se tienen en cuenta otras posibilidades de romances? 

Ya hemos pedido much@s de los fans de la serie, que vuelvan los que marcharon a Cuba, que tienen mucho que hacer todavía, pero sabemos que el trabajo es el trabajo, y que posiblemente eso no pueda ser...pero y los que quedan?, esos grandes actores que están paseando por PV, no merecen una bonita historia de amor, a la espera de ese tan ansiado retorno? como por ejemplo Candela? y algo más entre Emilia y Alfonso? más que penar por un padre que ha perdido el "oremus".

Esperaremos pues a ver con que nos sorprenden los guionistas tras la marcha de todas estas féminas, pero desde aquí agradecemos que se hayan dado cuenta y que hayan decidido dar un giro a la historia principal. Ya que últimamente, se está perdiendo ese apasionado, e inquietante, interés, al que nos tenía acostumbrados y no queremos dejar de verla, pues todavía hay mucho bueno que explicar, y mucho bueno que regresar.

A más ver.



22 de abril de 2015

RELATO- LIBERTAD.

CAP 24-  LIBERTAD.


El graznido de los flamencos surcando el inmenso cielo, era el aviso diario, de que  la llegada de Matilde estaba próxima. Martín se precipitó sobre su camastro, intentando ver por el resquicio del único ventanal que había en aquella cueva, el azulado cielo, y esperó como cada atardecer ver pasar aquellas rosadas aves, cuyos chillidos era uno de los pocos sonidos que escuchaba desde aquel recóndito lugar. Tan solo la conversación con Matilde y el continuo oleaje del mar eran lo que le hacían sentir que estaba vivo. Por eso, cada vez que aquellas majestuosas aves gruñían al cruzar el cielo, él corría para ver el rosado colorido de su plumaje, algo que le llenaba de esperanza pensando que algún día él también podría volar como ellos hacia su hogar.  

Martín las contempló en silencio, hasta que vio desaparecer la última de las aves, y con ella el sonido de su canto. Cuando el silencio volvió a reinar en la mazmorra,  bajo de su camastro, cerrando sus ojos y pensando que otro día había pasado para él. Otro día sin poder ver a María, ni a su querida Esperanza, y su recuerdo le pesó como una losa.



Pero él mismo se dio ánimos, pensando que en breve podría mantener la conversación diaria que desde hacía varios días mantenía con la muchacha. Aquel día la esperaba más ansioso que de costumbre, pues esperaba respuesta de la carta que le había entregado para que la llevara a la hacienda Montecristo, pero extrañamente,  aquel día la muchacha no llegaba y poco a poco, la luz que entraba por la rendija, se fue debilitando más y más, igual que su ilusión por recibir respuesta. ¿Qué le habría pasado? ¿Por qué tardaba tanto?

De pronto una inquietud le zozobró el alma. Si algo les ocurriera a Matilde y a su padre, nadie sabría que él estaba allí, tan solo Leonardo y este se encontraba en España y la intención era dejarle morir allí. Entonces pensó en lo estúpido que había sido. Había perdido la oportunidad de explicar en la misiva que envió con Matilde, que  estaba preso, que Leonardo le retuvo y que le buscaran junto a la playa. ¿Cómo no se le había ocurrido? Solo pensaba en María y su hija, y no pensó en él, en explicar que estaba retenido en contra de su voluntad.

Martín empezó a caminar de un lado al otro. Pensamientos nefastos le nublaban los sentidos, y empezó a desesperar. Si nadie sabía que él estaba allí, nadie le traería alimentos, y moriría por inanición. Martín desesperado, intentó forzar los barrotes, pero fue imposible… ¿Cómo podría hacerlo? No había nada que pudiera hacer para escapar de allí, tan solo rezar. Desesperado se sentó sobre el camastro, pidiendo a Dios  que no le abandonara, y que Matilde apareciera en cualquier momento.

Y pasaron las horas, y la negra capa de la noche cubrió por completo aquel rincón olvidado del mundo. Martín, tumbado sobre el camastro permanecía con la mirada perdida en la profunda oscuridad, manteniendo sobre su pecho, la fotografía de María y la niña aferrada en sus manos. Así pasó varias horas, inmóvil, y  en silencio, esperando Dios sabe qué.

De pronto, un estruendo hizo que reaccionara y el resplandor de un relámpago iluminó la oscura celda. De nuevo la tormenta en medio de la noche. El cielo crujía y las gotas de lluvia se escuchaban caer con fuerza sobre la tierra. Martín sabía que si no ocurría un milagro, nadie vendría a visitarle. Pero entonces, vio un ligero resplandor, pero ese resplandor no provenía de la pequeña ventana, y eso hizo que mirara hacia el lugar de donde provenía aquella claridad,  y la alegría volvió a sus ojos.

Matilde entró sigilosa, camino hacia él, con un candil en la mano.

—¡Matilde!—Martín dio un respingo y  se incorporó de su camastro, acercándose presuroso hacia los barrotes. Al verla junto a él, respiró aliviado—¿pensé que te había pasado algo?

—Disculpe señor. Tenía que esperar a que estuviera bien entrada la noche, para poder venir.

Martín frunció el ceño.

—¿Esperar a que estuviera bien entrada la noche? ¿Por qué?

—Verá—Matilde se aproximó a los barrotes. Y antes de explicarle, dejó sobre el frio y húmedo suelo un hatillo.

—¿Qué es eso que llevas niña?

Matilde sin decir nada, sacó de uno de sus bolsillos una llave y abrió la celda donde se encontraba recluido Martín. Él atónito, no daba crédito a lo que estaba viendo.

—¿Qué haces Matilde?

Ella, le apremió.

—Señor. Le he traído ropas limpias, y algo de comida. También he cogido algo del dinero que tiene mi padre escondido en el viejo jergón.

—Pero… —Balbuceó Martín sin comprender, mientras miraba el hatillo que Matilde le había arrimado.

—Vístase rápido, ha de huir.

Martín se quedó sin reacción.

—¡Vamos! ¿O es que no quiere ir con su familia?

Él la miró sin hablar, aquella niña que permanecía junto a él, le estaba proporcionando una vía de escape, un regreso a la vida. Martín reaccionó.

—Sí, si claro. Como no voy a querer regresar. Pero tu…

—Por mí no pase fatiga. Ande vístase, no pierda más tiempo.

Matilde se dio media vuelta esperando que Martín se vistiera. Él rápidamente obedeció, mientras preguntaba.

—¿Pero de dónde has sacado estas ropas?

—Ya le dije que mi hermana trabajaba en una casa de posibles, y poco me ha costado a mí agenciarme un traje de esos. Sus amos ni lo notarán, tienen muchos y estos son de los más usados.

—Bendita muchacha—dijo Martín mientras calzaba los zapatos—¿Porque haces esto niña?

—Porque… la curiosidad es uno de mis muchos defectos, y leí la carta—Martín sonrió.

—Ya te dije que podías hacerlo.

—Sí, bien lo sé, pero eso no se hace, eso es de fisgonas, al menos es lo que me repite una y otra vez mi hermana cuando le intento leer las cartas que le escribe el mozo de las cuadras. Pero el caso es que la leí, y me dio tanta lástima y tanta rabia cuando la engreída de la señora de la hacienda no me quiso recibir, que me prometí ayudarle a que pudiera volver con su esposa y su hija y le diera su merecido a don Leonardo.

Martín volvió a sonreír con nerviosismo, no sabía si era por la historia de Matilde, o por sentir que volvía a ser libre.

—Ya puedes voltear Matilde.

—¡Deme esas ropas!—dijo mientras preparaba de nuevo el hatillo.

—Para que las quieres.

—Para desaparecerlas. Mi padre no sabe nada de esto. Y yo diré que cuando llegué, no había nadie en la celda. Que se esfumó, por el arte de birlibirloque. Porque eso es lo que hará. He podido averiguar, que esta madrugada zarpa hacia España un buque, que se llama…. —Matilde se quedó pensando unos instantes. —Algo de Sevilla, o pueblo de Sevilla.

—Será, el Ciudad de Sevilla.

—Eso. Ciudad de Sevilla. Por aquellas casualidades del destino, me he enterado de que un comerciante, iba a partir en el buque, pero que al final no lo va a hacer porque se ha indispuesto. Por lo visto ha contraído una infección intestinal que lo tiene pegado al escusado todo el día. Así que he pensado que bien podría ser usted ese tal…Eladio no sé qué.

Martín sonrió.

—¿Eladio? ¿Y cómo has conseguido esa información?

—Una que tiene sus recursos.

Martín alzó las cejas. Matilde continuó.

—Bueno, se lo voy a decir. Uno de los hijos de mis vecinos que trabaja para un mercader, me lo ha comentado. Este joven siempre me requiebra, y yo me he aprovechado de eso para sonsacarle y pedirle que me ayude.

—Muchacha. Nunca olvidaré lo que estás haciendo por mí.

—Ya me lo agradecerá en otro momento. Pero ahora tiene que marchar.

Martín, cogió su mochila, y se acercó a Matilde. La muchacha le tendió la tarjeta de embarque que sacó de su bolsillo, junto con un pañuelo que envolvía algo dentro de él.

—¿Qué es esto?

—El dinero para la travesía. No pretenderá ir sin chavo alguno siendo un señor bien aposentado.
Martín lo desenvolvió, y ante sus ojos tenía un buen fajo de billetes.

—¿Pero esto? Esto… no lo puedo aceptar. Tú lo necesitarás, tu familia...

—No me lo niegue por favor—Le dijo apartando la mano de Martín que había tendido hacia ella— Ese dinero es el que cobró mi padre por retenerlo, por el trabajo sucio que le encomendó ese endriago y no lo debería haber aceptado, ni el trabajo, ni el dinero ya que solo le ha causado sufrimiento.

—Pero si Leonardo se entera, tu padre morirá.

—No creo que se entere. Confío en que usted pueda denunciarlo allí en las Españas y nunca vuelva a Cuba. Solo traía preocupaciones a mi padre, ya que le obligaba a trabajar para él.

—Está bien niña—Martín guardo el dinero y el boleto en el interior de su chaqueta y  tendió la mano para acariciar el rostro de la muchacha.

—Nunca estaré lo suficientemente agradecido por tu buen corazón.

—Yo quedo tranquila, sé que es un buen hombre y no podía consentir que viviera de esta manera, mientras en España le espera su mujer y su hija.

Martín la miraba en silencio.

—Márchese ya, o no llegará a tiempo. Y… aproveche que ha dejado de llover.

—Tienes razón, no me había dado cuenta—entonces le asaltó una duda——Pero… hacia donde tengo que caminar.

—Usted vaya bordeando la playa y que esta esté a su derecha, a poco de aquí, llegará al poblado. Allí puede encontrar algún caballo o incluso alguna calesa que le lleve al puerto de la Habana.

Martín se colgó la mochila con sus pertenencias, y le dijo a la muchacha.

—Si alguna vez necesitas algo de mí, búscame.—Buscó un trozo de aquel raído papel que durante los últimos días le había traído y le escribió apresuradamente la dirección del Jaral—No lo olvides, sea lo que sea.

—Sí señor, lo tendré en cuenta. Pero usted me tiene que prometer que se encargará de que el señor Leonardo no vuelva jamás a Cuba.

—Lo intentaré.

La muchacha cerró los ojos y asintió.


Martín con el corazón en un puño caminaba hacia la puerta de salida, poco a poco, el aire limpio del exterior se iba entremezclando con el pesado olor del interior de aquel lugar. Sus sentidos se relajaron al contacto con aquella brisa, respiraba libertad, pero cuando por fin iba a cruzar el umbral de su libertad volvió a mirar a Matilde y le dijo.

—Gracias Matilde. No lo olvidaré.

—Ni yo a usted señor.


Y Martín marchó rápidamente, en busca de su hogar.

A más ver,


20 de abril de 2015

RELATO- EMILIA ULLOA - EL APOYO DE UNA MADRE.

CAP 23- EMILIA ULLOA- EL APOYO DE UNA MADRE.


María llegó junto con Aurora a la casa de comidas, ambas habían bajado al pueblo paseando a Esperanza en su carrito. Al entrar encontraron a su abuelo Raimundo atendiendo la recepción. El hombre se alegró al ver a sus nietas y salió a su encuentro.

—¡Que agradable sorpresa!¿Cómo están mis niñas?

—Hola abuelo—respondieron casi a la vez.

Él se asomó al carrito para hacerle carantoñas a Esperanza,  en el mismo momento que Emilia y Alfonso bajaban de las habitaciones.

—Hola hija—dijo Emilia, dirigiéndose a ella—Sobrina—la mujer saludó a las muchachas con un beso. Alfonso se dirigió hacia su nieta.

—Que rebonita está—comentó mientras la miraba, y le hacía cucamonas.

—¿A que habéis venido? —preguntó Emilia.

—Nada madre, queríamos hablarle de algo.

La mujer las miró curiosa, y Alfonso que se dio cuenta de que querían hablar a solas, sin dejar de mirar a Esperanza respondió.

—Anda, ya me llevo yo a mi nieta, mientras vosotras habláis tranquilas.

Raimundo, comprendió y dijo.

—Yo iré a ayudar a Matías que veo que es la hora de los almuerzos y anda algo embarrullado.

 —Gracias padre—dijo Emilia.

Una vez a solas, las tres mujeres se sentaron en  una mesa.

—¿Queréis que os prepare una limonada, o una manzanilla?—preguntó solícita Emilia.

—No madre.

—No, tía Emilia, solo queremos explicarle un asunto.

—Bien pues, vosotras diréis—dijo la mujer juntando sus manos sobre la mesa.

—Pues verá madre…

Las muchachas le pusieron al tanto de las sospechas que habían ido creciendo referente a Tristán. Emilia escuchó en silencio la totalidad de sus recelos.

—Queremos que usted nos dé su opinión tía—habló Aurora.

Emilia, suspiró y moviendo su cabeza les preguntó.

—¿Habéis hablado con Rosario sobre esto?

—No, madre, la abuela no sabe nada.

—¿Y Candela? ¿Qué opina?

—Candela es de la misma opinión que nosotras, no acaba de fiarse de él.

—Bueno, pues… yo… siento decirlo y que mi hermano Tristán me perdone, pero hay algo en ese joven—Emilia se removió en silla— que no deja de inquietarme. Cuando estoy junto a él, sé que estoy junto a mi sobrino, pero no lo siento como tal. Cuando le miro a los ojos… no me transmite esa paz, ni encuentro esa nobleza que tenía tu padre. En sus ojos no encuentro nada que me recuerde a él.
Las muchachas se miraron asintiendo a la vez. Aurora preguntó.

—¿Entonces piensa como nosotras? ¿Cree que posiblemente no sea mi hermano?



—Válgame dios hija, que enormidad. No, Aurora, yo no he dicho eso... Yo solo digo que…no me recuerda a mi hermano, pero de ahí a que no sea mi sobrino va un abismo, ¿Porque habría de mentirnos?

—Pero, si acaba de decir que….

—Aurora, has de pensar que Tristán… tu hermano…

Aurora hizo un mohín de insatisfacción, mientras decía.

—No Emilia, yo solo tengo un hermano y está en el otro lado del océano.

— ¿A qué dices eso hija? Todos sabemos que Gonzalo…

—¡Madre!—interrumpió María—no siga por ahí, por favor, ya sabe lo que pienso al respecto.

—Está bien, como quieras,  no hablaré de Gonzalo, pero…Aurora, tu hermano Tristán, ha crecido sin conocer a tu padre, sin saber ni como era, ni como pensaba, creció a imagen y semejanza de su madre y su familia... y a saber cómo eran ellos.

—Pues yo sigo pensando que hay algo más—espetó Aurora— ¿Qué me dice de mi abuelita?¿Usted cree que siendo él un bastardo, lo acogería como a un rey, poniendo en entredicho su apellido? No Emilia, no.

—Eso sí que me extraña un mundo—dijo Emilia con inquietud.

—¿Entonces… ve bien lo que le hemos dicho madre? —preguntó María.

—Pues…—durante unos instantes miró los ojos de aquellas dos muchachas que esperaban impacientes su aprobación. Al final y después de pensarlo un rato respondió—. Si creéis que es lo mejor... pues adelante, no seré yo quien lo impida.

—Y …¿en lo referente a mi hermano?—preguntó Aurora.

—¿Estamos hablando de él no?

—No madre, Aurora ahora se refiere a Gonzalo.

—María, tesoro mío—Emilia sujetó las manos de María entre las suyas, y el tono de su voz se acarameló— Gonzalo, esta…

—No madre—dijo María incorporándose de un salto de la silla—¡Gonzalo está vivo! Lo presiento. Lo sé.

Aurora la miraba desde su asiento. Una mueca de complicidad y tristeza asomaba a su rostro. Interrumpió con dulzura.

—Yo pienso lo mismo Emilia. ¿Por qué no creer que le pasó lo mismo que a Severiano?

—Si madre, este hombre ha caído del cielo.

Emilia volvió a removerse en su asiento. «Ha caído del cielo, pero viene del mismo infierno» pensó.
—Hija, yo  conozco hace muchos años a Severiano, y creo que…

—Madre... —Interrumpió María, sentándose de nuevo y cogiendo sus manos—necesito creer que Gonzalo está vivo.

Aurora asintió.

Emilia miró a las dos muchachas y suspiró.

—No me hace nada de gracia que tengáis tratos con Severiano, siempre ha sido un soñador, irreflexivo e impulsivo, y creo que la edad no le ha cambiado un ápice…pero si queréis seguir pensando que…

—Si madre, necesito volver a soñar. Pensar que Gonzalo pudo sobrevivir como lo hizo Severiano, me llena de ilusión. Pero, no quiero que tarde tantos años  como lo ha hecho él en volver junto a mí, quiero saber de él ya... y creo que sonsacamos a Tristán....puede que sepamos algo más.

—Está bien… prepararemos  esa idea que os ronda.

María y Aurora, sonrieron y se miraron entre sí.

—¿Cuando empezamos?



Leonardo permanecía en una de las butacas de la casona cuando llegó de manos de una de las sirvientas una misiva. Francisca en aquel momento salía de su despacho, miró desde la distancia la escena.

—¿Es para mí?—preguntó Leonardo a la sirvienta.

—¿Qué es eso? —preguntó curiosa doña Francisca, avanzando hacia ellos.

—No lo ve, abuela. Es una nota.

Ella le miró con rencor.


—Lo veo, no estoy ciega, y ¿Qué dice?

—Para saberlo tendré que leerla, no cree.

—Pues ya estás tardando.

Leonardo se incorporó de su butaca y acercándose a Francisca le dijo.

—Es privado. Así que me retiro a mis aposentos para poder leerla sin miradas entrometidas.

Francisca alzó su rostro y le miró de soslayo, mientras se dirigía hacia la mesa.

—Haz lo que te venga en gana, no me preocupa en lo más mínimo.

—Pues, quede con Dios abuela.

Leonardo se dirigió hacia las escaleras y subió los peldaños lentamente, mientras Francisca le decía a la doncella.


—Llama inmediatamente a Mauricio. ¡Vamos!



18 de abril de 2015

PUENTE VIEJO- HACE UN AÑO- PASIÓN, DOLOR!!!



Hoy hablaré de Puente Viejo, como no.. pero como no hay nada de interés, comentaremos los capítulos de "Hace un año".

Hace un año en puente Viejo, vivíamos momentos tan trágicos como maravillosos, llorábamos, amábamos, reíamos con las tramas de nuestros queridos personajes.


Cada cual tenía su espacio, su historia, y todo era interesante, apasionante, maravilloso. Las escenas cargadas de sentimientos, y los nuestros a flor de piel. Los actores, de 10.

Recordemos:

Martín buscaba a Esperanza desesperadamente, por el borde del rio y nosotros con él, metidos en la piel de Martín en cada escena, en cada momento, en cada palabra. Fernando se había tirado por la garganta del diablo con la pequeña, Esperanza  y María estaba al borde de la muerte por su pulmonía al haberse lanzado al río tras él. Toda la familia al borde de la desesperación. 

Candela había recibido la carta de Fernando y había marchado a la confitería para vivir un suplicio, por proteger a la pequeña. Conrado se había quedado ciego, momentáneamente, se había ilusionado junto a Aurora para abrir un balneario, y recuperaba lentamente su ceguera, incluso le pidió matrimonio a Aurora. (Una de las tantas veces que se lo pidió).

A Emilia y a Alfonso, el hermano de Terence les quemó la casa con todo lo que tenían en su interior. Y la cotilla de Dolores Mirañar, le ofreció (con un gesto que me hizo saltar las lágrimas) ropa para que pudiera ir saliendo poco a poco.

El amor tan fuerte, tan puro, que tenían Martín y María, estuvo oculto por el dolor, cuando María al volver de su enfermedad gracias a Tula, y ver que no habían encontrado a su hija, se aleja de Martín, situación que la doña aprovecha como una víbora, y como siempre emponzoñando el alma frágil de María, malmetiendo y diciendo que Martín, había ido a buscar consuelo en brazos de otra mujer, incluso le da su nombre( mala pécora)  

Rosario y Emilia, deciden seguir a Martín,  y Emilia ve con el corazón encogido que Martín reniega de su Dios, por haberle arrebatado a su hija. (Escenon de Jordi en la garganta del diablo). Rosario y Raimundo (que entonces era un hombre con luces) defendía a su familia a capa y espada y no dudó en pedir ayuda a Rosario para que ambos, ayudaran a sus nietos a recuperar la senda, el camino del amor que es el único que debían andar, para que juntos,  pudieran continuar, con su vida, y vencer el dolor, y seguir hacia delante.



Por otro lado, Nicolás y Mariana empezaban su bonita relación. Había llegado Fé con su desparpajo compartiendo cocina con Mariana, y volvía Jacinta, para simular la muerte de Lesmes y poco después a envenenar a todo Puente Viejo... todos los temas, todos los personajes con una historia maravillosa, coherente, encantadora, emocionante... que nos tenía pegados al televisor, o al PC, día a día, esperando que llegara el momento de poder saber.. ¿Qué va a pasar?


Queremos que vuelvan esas tramas, tan bonitas, tan sobrecogedoras. Ese era nuestro Puente Viejo. Escenas maravillosas, interpretaciones magistrales, guiones ricos que nos tenían encandilados. Enfrentamientos entre la doña y : Martín, María, Raimundo, Don Anselmo, Aurora, Mariana, Rosario, Candela, Emilia, incluso con Quintina, y hasta Mauricio fruncía el ceño cuando la doña le daba órdenes, pues ya empezaba a aflorar su corazón ( escena de Mauricio cuando le lleva a María la muñeca que tenía de pequeña) …. 

TODOS, y cada uno de los que en aquel momento, estaban en el serial hicieron un trabajo tan maravilloso dejaron el listón tan alto que ya nada vemos igual, todo parece vacío, sin contenido, un ir y venir de personas que no llenan igual que antes.  Recuerdos de un pasado que no volverá, lo sabemos, somos conscientes, pero eso no nos impide gritar… Qué lástima que todo haya cambiado de esta manera, que lástima que aquella pasión por ver cada día el capítulo diario, terminó!!

A más ver!!

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