30 de diciembre de 2014

RUMORES SOBRE EL FUTURO DE LA SERIE!

Son Francisca , Amalia e Inés el futuro de la serie ?

Con esta pregunta despertaba mi interés el articulo de mi amiga Ana, y realmente me he quedado de pasta de moniato, al leer en su blog, lo que se espera, o mejor dicho lo que han apostado para la continuidad de la serie, el hilo conductor de la trama principal. Todo al 3 rojo (trama Boscos)

Creo que esta vez los astros no están alineados, para tener un vínculo con el espectador, y no están surgiendo el efecto que se esperaba de esta nueva historia, ya que no encontramos empatía, interés, originalidad y pasión, como todas las historias que nos han venido ofreciendo hasta ahora.



Está visto que tras 1000 capítulos, las historias cuestan mucho más de desarrollar, y por consiguiente también de llamar la atención del espectador. Y es del todo normal, ya que comprendo que es tarea harto difícil, ya que el listón que dejó atrás la historia de amor más bonita jamás contada en TV, es difícil de superar, y que la elección de esta nueva historia como la elección de sus actores, no ha estado acertada, pues no siempre los actores tiene ese halo de magia, y se yerra al escoger. Sin ánimo de presuntuosidad, pero todo indica que esta vez, ni la historia, ni los actores escogidos para recrear la pareja protagonista, va a cuajar.

Que conste, y que quede claro, que no lo deseo, pues amo a esta maravillosa serie, a sus historias, a sus tramas y a sus personajes, por lo que me ha dado, por lo que me ha hecho vivir. Otra cosa es que sea realista y vea el deterioro que ‘mi serie preferida’ está sufriendo.

Y me diréis, lo que dice algún pequeño sector de sus fans ‘el share’, y que este, está igual que en épocas anteriores, y puede que sí, pero no podemos olvidar que actualmente un porcentaje muy elevado de las fans, y del espectador corriente y moliente, está pendientes del retorno de Martín, de la trama de María y de Aurora, que para mí, son las historias que hoy por hoy nos tienen pendientes del secreto, y nos llaman la atención. Pero veamos las diferentes percepciones que he encontrado navegando por internet.

La historia de Bosco, Inés y Amalia, junto con Doña Francisca, que según he leído, por ahí, va a ser la principal, deja mucho que desear No atrapa, no cautiva, no se siente, es superficial, distante, exceptuando la de Francisca pues ella sola, se basta y sobra. Ella en si ya es una trama.

Pero no ocurre lo mismo con el resto. El personaje de Bosco es insulso, no aporta nada, es un perro faldero que actúa sin pensar, sin analizar, todo le está bien, todo vale, ha perdido sus principios básicos, ya no lucha por los débiles, adopta frases y actos más dignos de un déspota que de un ‘joven’ casi un niño, que lo es, que ha sido víctima de malos tratos y vejaciones durante 17 años, ( toda su vida) por parte de su familia, la única que conoció, y la que le enseñó, para bien o para mal, lo que sabía, que formó su carácter el que había aprendido, hasta que el muchacho se cruzó con la Paca.

Ahora pues, no me trago lo del agradecimiento, ya que antes, en cuanto algo veía mal, en cuanto percibía una actitud deshonesta corría a refugiarse al bosque, para convivir con una dulce gacela. Bosco ha cambiado, y mucho en muy poco tiempo, y esto no es creíble para nada. Bosco ha cambiado para mal.

Otro de los factores que veo que se ha perdido en Puente Viejo, es la relación entre la plebe y la Casona. Antes eran historias que iban de la mano, entrelazadas. La Doña y Puente Viejo, con la casa de comidas, con los Castañeda, con su amado Raimundo, que por cierto, actualmente no veo ese amor por ningún lado, ya que, desde hace bastante tiempo, si se han cruzado una mirada, ni un reclamo, ni un insulto. Antes siempre existía esa proximidad, esquiva y chocante por las dos partes.

Las historias de Puente Viejo, son historias dispares que no tienen vínculo alguno, ni tan siquiera para hacer el mal. Nada que ver con tiempos pasados, cuando Francisca se paseaba pavoneándose por la plaza o en la confitería, o iba al colmado, a la iglesia, o a la casa de comidas a esparcir su odio por doquier.

Hasta las escenas de la taberna, cuando Bosco toma unos vinos con Mauricio, no tratan, ni se relaciona con personajes tan importantes como Alfonso, o Raimundo, viven en un mundo aparte. La trama ‘supuestamente principal’ es una historia completamente alejada del resto, podríamos sacarla perfectamente de la serie y no se notaría su vacío, en esta ‘nueva historia del supuesto amor’ tan solo están Bosco, Amalia y Doña Francisca, pues incluso Inés está fuera de escena. Encontrándose el espectador con un mundo vacío, soso, y sin interés.

Tan diferentes a las tramas que comentaba antes. Las que hacen que todavía estemos al pie del cañón, ‘La de María, y la de Aurora’. Geniales las dos, y eso es lo que aguanta la audiencia, lo que mantiene al espectador, lo que sube el share, un share que para Antena3, la productora o quien sea, se adopta a su conveniencia, y lo canalizan hacia esta otra historia que no se sujeta ni con cola, y es ahora cuando les digo aquello de ‘no hay más ciego que el que no quiere ver’, pero que con el tiempo, y de seguir intentando meter esta nueva historia con calzador, y dar de lado las historias de toda la vida, se encontrarán con el resultado.

Pero, al igual que crítico, esa trama que para mí ha sido un error garrafal, sí que quiero alabar estas otras tramas que me parecen perfectas:

La trama de Aurora, Conrado y Lucas es genial, ya que desde un principio Lucas entró con calidez, con carisma, con cariño, y llenó la pantalla tan solo con su presencia. Una historia que está tratada con mimo, junto con sus actuaciones que si bien las de Ariadna al principio fueron forzadas por la situación de asemejarse a Megan, ahora y con el paso de los capítulos ha ido creciendo día a día, y se ha hecho un personaje con personalidad propia. 


Ariadna ha ganado mucho en su interpretación y está haciendo un maravilloso trabajo, sus momentos, los de Lucas y Aurora, son esplendidos, esos gestos de ella, su demencia tan bien elaborada, esas miradas con Lucas, ese filling que encuentro entre ellos dos desde el minuto uno, sí que me llenan, y me recuerda a tiempos pasados. Esta sí que podría haber sido la trama principal, aunque nunca y según mi humilde opinión, llegarán a la trama de Martín y María, esa historia es y ha sido única. Pero Lucas y Aurora pueden dar mucho de sí, Lucas enriquece a Aurora y saca de esta actriz lo mejor, llenando las escenas de sentimientos.

La trama de María, Fe y Tristán/Leonardo, me encanta, también me está gustando mucho. Hay un trabajo actoral magnifico, entre ellos también existe ese filling que pocos actores pueden ofrecer, porque ese filling está o no está, lo hay o no lo hay. Y es evidente que sí. Fe, aporta su alegría, su ingenuidad, su bondad, María demuestra en cada escena lo grande que es, lo bien que trabaja, lo que nos entusiasma de ella, ese carácter que va más allá de la razón, una mujer que lo hace y no teme a nada por su amor. Y Tristán/Leonardo, un actor que también está demostrando todo el arte que tiene, que gusta, que tiene garra, que sabe transmitir, con esas miradas, con esos gestos, con esa voz.


Estas dos tramas, además de la esencia, que sigue estando en ellas, existe esa comunión entre los personajes y los actores. Dista mucho al trabajo actoral de la trama que pretende ser el hilo conductor de la historia, el amor de Bosco e Inés, ya que tienen más filling Bosco con Amalia, (tenemos escenas encantadoras, dulces, tiernas, entre ambos) que con la supuesta protagonista. Y a la vista está que Inés, tampoco tuvo ese filling con Fé y mucho menos con La Paca, quedando siempre adormecida, y casi invisible, ante el gran talento de estos otros actores. Quizá han cargado sobre las espaldas de una actriz, poco experimentada una responsabilidad que para ella, de momento le queda muy grande, y más tras la gran historia vivida, el amor de Martín y María, que arrasa allá por donde va.

Hay actores que transmiten con solo un gesto, con una mirada, reforzados evidentemente por el guion, guion que es el personaje en sí, son sus palabras, sus pensamientos, sus sentimientos, el alma de ese personaje al que representan y que unidos estos dos factores, el buen guion y una buena interpretación, hacen que llegue esa perfecta comunión con el espectador, haciendo creíble todo lo que dicen, todo lo que hacen, todo lo que transmiten.

Y contrariamente a estos, hay otros actores que por mucho que lo intenten, no pasan de representar un mero papel quitando fuerza a su personaje, pues sabes en todo momento que  está actuando, y no empatizas con él, no sufres, no ríes,, no vives con él, porque lo ves a través de una ventana, y esta tiene un cristal, que esta frio, y no produce calor, y esa actuación, arrastra a sus compañeros a ese teatro de barrio, como en un mal partido de futbol, que todos acaban haciéndolo mal.

Sé que este artículo es duro, pero me creo con el derecho que me da el cariño que les tengo a todos y a todo, y me encuentro ante la necesidad de hacer lo mismo que haría ante a un familiar, ante un amigo, al que quieres o aprecias mucho, y al que le tienes que decir la verdad (tu verdad) o tu punto de vista en cuanto a su trabajo, ya que es bueno para ellos, y es bueno para nosotros. 

Sabéis que soy una apasionada de El Secreto de Puente Viejo, y que siempre defiendo, y defenderé esta maravillosa serie, a sus actores y guionistas, pero necesitaba llamar su atención, ante lo que he leído navegando por distintas redes y reflejado en el último artículo del blog de Ana ‘las cinco y media’, y comprobando que lo que digo es lo que me comentan y transmiten en la mayoría de los foros, páginas y rincones que tiene Puente Viejo a lo largo y ancho de internet.


Rectificar es de sabios, y escuchar también, y hace tiempo que la gente está clamando una rectificación, un volver a su esencia, reconducir la historia. Y creo que posiblemente ya han empezado a hacerlo, pues tengo que decir que con la trama de, Inés y Bosco, con la introducción atropellada, atolondrada, y acelerada de su historia, y tal y como se está desarrollando la misma, no gusta, no cuaja, no va, y por eso espero al igual que los miles de seguidores a los que leo, y comparto opiniones, que los guionistas o la productora o quien sea, se detengan un momento, escuche lo que se reclama, analice, piense y de un giro de 90º reaccionando y volviendo a buscar, en el interior de Puente Viejo, no hace falta ir más allá, pueden ahondar en las historias que tenemos a medias, ese aliciente que necesitamos, para poder volver a disfrutar y darnos las fuerzas y el interés necesario para seguir tras la estela de Puente Viejo: Francisca Montenegro y Raimundo. Martín y María. Aurora, Conrado y Lucas. Los hijos de la partera (Martin, Aurora y Bosco) y el misterio de su desaparición, Nicolás y Mariana, Emilia y Alfonso, Candela y ¿¿?, Mauricio y Fe. Hay mucho todavía por descubrir, y muchas tramas por terminar, por eso grito con entusiasmo, porque creo en ellos. Larga vida a Puente Viejo.

A más ver. 


RELATO-MENSAJES DEL CORAZÓN- INEVITABLES SOSPECHAS

CAPITULO 21- MENSAJES DEL CORAZÓN- INEVITABLES SOSPECHAS


 La mañana amaneció esplendida. María por el contrario, no percibía esa misma sensación. Sentada en el sofá del salón esperaba que el Jaral volviera a vivir como cada día. La primera en llegar junto a ella fue Aurora, aunque María, no la oyó llegar.

—Buenos días María, ¿qué haces aquí tan sola?

—Aurora… que susto me has dado—dijo poniendo la mano en su pecho.

—Eso es que no tienes la conciencia tranquila—rió—¿En que estabas pensando, que te tenía tan ensimismada?

Aurora se sentó junto a ella. María, la miró.

—No he podido dormir en toda la noche.

—¿Y eso? Esperanza te ha dado la noche. Yo no he oído nada.

—No Aurora, ella ha dormido como una bendita. Es algo que siento en mi interior, algo relacionado con tu hermano, Tristán Castro, que no me deja tranquila, es un barrunto que me asalta continuamente.

—El que dice serlo—musitó Aurora.

—Además, está lo que me explicó Severiano, todo eso me ha tenido intranquila. Ya te conté que a él le dieron por muerto, y como sabes no lo estaba. Aurora, ¡Severiano, me ha ofrecido su fortuna para poder buscar a Gonzalo!

—¿A Gonzalo?

—Sí, él me ha hecho pensar en la posibilidad de que esté vivo, en algún lugar.

A Aurora se le iluminó el semblante. ¿Y si eso fuera posible? Volver a ver a su hermano Martín, al que tanto añoraba.

—¡Pero eso es una buena noticia! Porque te preocupas—comentó Aurora.

—¿Es que acaso no me has escuchado? También te he hablado de tu hermano. Tristán.

Aurora, se removió en su asiento, mientras decía.

—Yo, no conozco a ningún hermano más que al mío, mi hermano Martín Castro, así que solo me preocupa esa cuestión.

—No crees que deberías conocerlo.

—Si quiere conocerme que venga él a mí. Yo no tengo ningún interés. Por él estamos como estamos. Y además, nadie nos dice que lo que él cuenta sea cierto, y según me has explicado, poco o nada se ha interesado por mí.

—¡Aurora!—se alarmó María—Yo te relaté lo que ocurrió, y te di mi punto de vista, pero no era mi intención que cambiaras de parecer.

—Tranquila María, no te apures. No he cambiado de parecer, ya que no tenía parecer alguno. Además, quizá al tener sangre Montenegro, y haya salido a mi querida abuelita y solo le mueva el puro interés.

—Aurora, como eres.

—María, lo que sea, será. A mí lo que me realmente me importa es lo que has comentado de ese señor que conociste.

—Severiano—dijo María.

—Ese. Si fuera cierto eso que dice, y si es cierto que te puede ayudar con los cuartos… podemos organizar un plan de acción para empezar a buscar a Martín—Al nombrar a su hermano, y reconocer que ambas estaban más ilusionadas que nunca, Aurora se detuvo un instante, cogió las manos de María entre las suyas y le dijo—Si quieres que te sea sincera… en fondo de mi alma, sé que Martín vive, me lo dice el corazón, tengo el pálpito de que ha sobrevivido, y andará en algún lugar perdido.
María, miró a su prima con ternura y le sonrió, haciendo suyas aquellas palabras que acababa de pronunciar. Recordó el angelical rostro de su esposo, sus grandes ojos pardos que le acariciaban el alma tan solo con mirarla, su hermosa sonrisa que la llenaba de vida, su gran corazón que la llenaba de amor y una lágrima se deslizó por su mejilla, mientras sus ojos se llenaban de un inmenso vacío fruto de aquella profunda añoranza.

Aurora, también se había perdido en su memoria, reviviendo los momentos más felices de su vida, los que vivió junto a él. Recordó cuando llegó a Puente Viejo, el abrazo fraternal que se dieron en casa de don Anselmo cuando aún era sacerdote, sus sabias palabras que en tantas ocasiones le habían servido de guía, sus caricias y mimos que la llenaban de fuerza y cariño, y sus dulces besos que la llenaban de un amor infinito, un amor que le fue negado hasta que dio con él.

Las dos, frente a frente, viajaban a través del tiempo, queriendo perderse por un momento, junto a sus recuerdos. Rosario, y Candela, entraron en el salón y encontraron a las jóvenes en silencio, muy lejos de allí.


—¿Aurora? ¿María? ¿Estáis bien hijas?—preguntó la dulce Candela.

Ellas volvieron al Jaral.

—Disculpe Candela—respondió María, limpiándose las lágrimas—No la oí llegar. Está visto que hoy no me doy cuenta de nada—sonrió tímidamente, intentando esconder su tristeza tras una fingida sonrisa.

—¡Candela! ¡Rosario!—se sorprendió Aurora de igual manera que su prima.

—¿Ha pasado algo que debamos saber?—preguntó azorada la bondadosa Rosario.

—No abuela, nada—intervino María de inmediato, para calmar la zozobra que descubrió en Rosario—Nos hemos puesto a hablar de Gonzalo, a recordar y… —María, no pudo continuar con sus palabras, un nudo de espinosa tristeza, le subía por la garganta.

—Y una cosa, lleva a la otra—intervino Aurora—y como somos ñoñas, pues ahí estábamos.—Aurora, se había dado cuenta de la congoja de su prima, se incorporó y ayudó a incorporarse a María para la siguiera hacia la mesa—Pero ahora, mi querida prima y yo,  nos vamos a tomar un suculento desayuno. ¿Verdad Rosario?

Aurora miró de soslayo a Rosario y le hizo un gesto que la mujer entendió a la perfección.

—Por su puesto mi niña. Enseguida voy a pedir que nos suban ese desayuno. Hemos de coger fuerzas.

Rosario se dirigió a la cocina mientras las tres mujeres se sentaron alrededor de la mesa. Candela comentó inquieta.

—Antes de que suba Rosario, quería comentaros, que he estado pensando en la visita de Tristán.
Las dos muchachas la miraron en silencio.

—Veréis—dijo en voz queda, acercándose a ellas—he estado analizando lo que nos explicó, sus ademanes, sus expresiones. Y tengo que darte la razón María. Hay algo que me dice…

—A usted también Candela—interrumpió María.

La mujer mordiéndose el labio inferior asintió.

—Entonces ya sois dos—intervino Aurora— ¡hemos de averiguar, si lo que dice es verdad, si realmente es mi hermano!, ¿pero cómo podremos saberlo?

—Pero, ¿cómo puedes pensar tal cosa Aurora?—Preguntó Candela—¿Porque habría de mentirte en ese aspecto mujer? Yo solo he dicho que…

—Si Candela, lo sé, se lo que ha dicho. Pero yo también le he visto.

Las dos mujeres miraron con asombro a Aurora.

—¿Qué tú le has visto?

—Sí, le vi cuando volvía del dispensario. Iba pavoneándose, se paró por el camino y encendió uno de esos puros habanos que de seguro trajo de su país, ya que era tan grande como la rama de un árbol.

Las mujeres sonrieron ante la ocurrencia de Aurora.

—Que exagerada eres prima—rió María.

—Y tú, ¿porque no nos has dicho nada?—preguntó Candela.

—Quería observar primero, saber que opinabais para poder comparar.

—¿Comparar? ¿Comparar el qué?

—Pues cosas. Lo que me explicasteis de él, vuestras sensaciones. Porque a mí, no me recuerda para nada a mi padre.

Candela miró a María, esta hizo un mohín a la vez que decía.

—A decir verdad, a mí tampoco Aurora, yo que le conocí más que…

—Si María, más que nadie, puedes decirlo—intervino la muchacha.

—Pues eso, yo que le conocí durante tanto tiempo, para nada me recuerda a mi tío Tristán.

—Ni a mis chiquillas ni a mí—comentó Candela—Pero hay algo más que quiero deciros, algo que me llamó la atención— Ellas, echaron sus cuerpos sobre la mesa, para poder escuchar mejor.

—Somos todo oídos—dijo Aurora.

—Me he fijado, en cómo te mira María—continuó la confitera.

María, extrañada frunció el ceño y preguntó.

—¿A mí?

—Si, al principio, no me di cuenta. Pero tal como iba pasando el tiempo, me fui percatando de su mirada, de su atención hacia ti.  Tristán te miraba con una mirada que iba más allá que la mirada de un afligido cuñado que acaba de perder a su madre y días después a su único hermano.

—Hombre, gracias Candela—se mofó Aurora.

—¡Ya me entiendes niña, he dicho hermano, no hermana!

Aurora, sonrió. María estaba pensativa. Quizá era cierto, pues en aquel momento recordó, el tono con el que la hablaba al principio, y la forma más cálida con la que le hablaba después. Entonces a María dijo.

—¡Tengo una idea!

—¿Una idea?—contestaron las dos.

—Tendré que ganarme su confianza. Quizá él, pueda decirnos algo.

—¿Algo de qué?—preguntó Candela.

—Pues, si sabe algo del naufragio, si hubo algún superviviente, y de ser así, hacia donde se los llevaron, cualquier cosa que pueda ayudarnos.

—¿Pero tú crees que él sabrá algo de eso María? Si eso fuera cierto, y hubiera habido supervivientes, ya lo sabríamos por la prensa.

—¿Y si la prensa no lo sabe?—replicó María.

—Mujer, como no lo va a saber. Es la misma prensa la que dio la noticia—dijo Candela.

—Y si como dijo Severiano, lo recogió alguna embarcación, o un pescador, y lo llevó a Cuba.

—Y que quieres decir con eso, ¡que Tristán lo sabe!, ¡que sabe que Martín se salvó! y entonces, ¿porque no volvió con él? No tiene sentido María—argumentó Aurora—Creo que has leído muchas novelas, o ese hombre, Severiano, te ha nublado la razón con sus historias.

—No, Aurora. Si es cierto lo que dice Candela, y se ha interesado por mí. Debo aprovechar ese interés, abrirme a él, ofrecerle mi amistad, para averiguar sobre Pilar, sobre las cartas que nos envió, saber qué es lo que sabe sobre el naufragio del Infanta Beatriz. Cuba no es muy grande, y allí, quizá se conozcan entre las gentes pudientes, y por lo que veo Tristán tiene posibles, por su aspecto, sus ropas, su porte—María se había entusiasmado, hablaba con celeridad—Tendré que ponerme en contacto con la Habana, para que me pongan al corriente de los posibles supervivientes que hayan llegado asta allí. Sí, eso voy a hacer, iré en busca de Severiano y le diré que me ayude a buscar a mi esposo, que me diga por donde tengo que empezar.

—Pero María, eso es una locura. Ya hablamos con comandancia de marina y nos dijeron que no había supervivientes.

—¡Comandancia de marina, puede estar equivocada! Es con la Habana con quien tenemos que hablar. Ellos sabrán si hay algún superviviente y si este es extranjero.

—Por Dios María—replicó Candela—Dices que vas a entablar relación con Tristán para preguntarle por el naufragio, y que vas a buscar a Severiano para que te financie la búsqueda en la Habana.

—Si Candela, eso haré.

—Estoy de acuerdo contigo, prima—intervino Aurora—Pero, lo que no entiendo, es que intentes relacionar a Tristán con el posible rescate de Martín. ¿Cuál crees que es esa relación?

—Algo me dice, que Tristán, no ha venido por casualidad, que esconde algo. Ha ido a la Casona, en vez de venir al Jaral. Los telegramas los enviábamos con remite desde aquí y no desde la Casona. Mi madrina ha aceptado que se aloje con ella, y según él, con cariño, cuando de sobra sabemos que mi madrina, no da cariño gratuitamente, y nunca aceptaría a un bastardo bajo su techo, de ninguna manera, sería humillante para la estirpe Montenegro, su honor en entredicho, que Tristán este allí, por voluntad de mi madrina, es impensable de todo punto, y Tristán está viviendo allí. Hay algo más.Tiene que haberlo.

Creo… creo que alguien le ha tenido que explicar sobre nosotros, ponerle  al corriente de todo lo que aquí acontece, hablarle de Doña Francisca, de Aurora, de mí. Y si mi corazón no me engaña. Creo que ha sido…

Aurora con los ojos abiertos presa de las palabras de María, permanecía casi sin respirar, atenta a toda aquella explicación. Un nombre salió de sus labios para terminar la frase que había empezado su prima.

—Martín.

María la miró.

—Exacto, Aurora.

Las tres mujeres enmudecieron, y quedaron pensando en aquellas elucubraciones que no parecían del todo ilógicas, muchas preguntas revoloteaban por sus cabezas, preguntas que de momento no encontraban respuestas.

En aquel momento entró Rosario con la bandeja del desayuno.

—Ya estoy aquí. Venga hacer sitio, que por fin, vamos a desayunar.

Las tres se miraron cómplices por lo que allí se había gestado, tenían mucho en que pensar, y optaron por guardar silencio y continuar como si nada hubiera pasado.

—Estupendo Rosario—dijo alegre Aurora— creo que este desayuno, nos dará la fuerza necesaria para ganarle el pulso a la vida y devolvernos la ilusión, y quien sabe si algo más.

María miró pícara a Aurora, y esta le regaló un guiño, Candela les sonrió escondida tras su taza, tras saborear un sorbo de aquel rico chocolate. A partir de aquel momento, y si sus corazonadas eran ciertas, sus vidas, cambiarían de color.





23 de diciembre de 2014

RELATO- ALFONSO CASTAÑEDA 'CORAZÓN PURO, APASIONADO AMOR'

CAPÍTULO 20- ALFONSO CASTAÑEDA, CORAZÓN PURO, APASIONADO AMOR 


Raimundo, vio como Alfonso llegaba sombrío a la posada. Había entrado por la puerta del hostal y sin saludar siquiera, se dirigió a las escaleras, que subió de dos en dos. Raimundo, siguió en el mismo lugar que se encontraba, y frunció el ceño, extrañado al ver que Alfonso no le dirigía la palabra.

Don Anselmo que estaba departiendo con él, también se dio cuenta de aquella llegada. Miró a Raimundo y comentó.

— ¿Que le habrá pasado a Alfonso, que llega con el semblante mohíno?



—No, se, y poco nos podrá contar ya que ha subido raudo hacia las habitaciones.

—¿Acaso sabes de dónde venía?

—Pues solo se, que me ha contado que iba tras Emilia, que tenía que decirle no sé qué cosa. Me ha comentado que la ha visto rara últimamente, pero…—se encogió de hombros.

—Bueno, no nos preocupemos antes de la cuenta, ya nos lo explicará—respondió don Anselmo intentando restar importancia al momento.

—No, se don Anselmo, encuentro todo esto realmente misterioso, pero no quedan más cáscaras que esperar a que venga mi hija o a que Alfonso decida bajar.

—Bien, pues. Yo me marcho que me espera el comité de caridad en la parroquia, y ya me has entretenido mucho, con tu cháchara.

—Pero si ha sido usted que no ha parado de relatar.

—Bueno, no seré yo quien discuta contigo, que ahora no tengo tiempo.

—Está bien, don Anselmo, ¡huya, huya!

—Empecinado cabezota. Habrase visto. —Don Anselmo, cogió su sombrero— ya seguiremos charlando en otra ocasión, y se dirigió hacia la iglesia.

Raimundo, sonrió viendo la desesperación de don Anselmo, cuanto le gustaba enredarse entre sus frases, y contradecirle en todo, o casi todo. Raimundo se incorporó de su silla y recogió los dos vasos que habían sido usados encaminándose hacia la barra. Matías continuaba hablando y sirviendo las mesas, a aquella hora, el restaurante estaba bastante lleno.

Raimundo, tras la barra, vio cómo su hija de acercaba a pasos lentos, hacia la puerta de entrada. Se limpió ambas manos con el trapo de algodón, y espero hasta que Emilia estuvo a su alcance.

—Emilia, hija, ¿qué tienes?—preguntó acercándose a ella.

—¡Padre!—le miró a los ojos—¿Ha visto a Alfonso?

—¿Y tú no?

—Contésteme.

—Si le he visto hace un rato, subió como una exhalación hacia las habitaciones.

Emilia, arrastro sus ojos, y los dirigió hacia la escalera, tocó levemente y con ternura, la mano de su padre, dándole unos pequeños golpecillos y caminó en busca de su esposo. Raimundo, se quedó mirando la lánguida estela de su hija mientras le preguntaba.

—Emilia, ¿qué ha pasado?¿qué os ha pasado para que lleguéis de esta guisa?

Ella, sin mirarle si quiera, respondió.

—Padre, ahora no, por favor. Ahora no—y se dirigió hacia su alcoba.

Alfonso permanecía encerrado en la habitación. Emilia llegó ante la puerta, se sentía extraña, tenía miedo a lo que podría suceder a partir de aquel momento, pero tenía que intentar hablar con Alfonso, su Alfonso, parte de su vida, parte de su amor. Lentamente dirigió la mano temblorosa hacia la maneta de la puerta y la abrió con sumo cuidado. La habitación estaba en penumbra, pero la silueta de Alfonso se dibujaba entre las sombras. Él abatido, seguía sentado en la silla que tenían junto a la mesa que había en uno de los rincones de la alcoba, de espaldas a la puerta y ensimismado como estaba no sintió como Emilia se acercaba sigilosamente hacia él.

Ella, quedó detrás de su marido, no sabía si tocarle, o hablarle. ¿Qué sería lo mejor? De pronto, escuchó un sollozo, Alfonso estaba llorando, eso la derrumbó. No podía permitir que la duda implantada por aquel endriago, marcara a fuego sus palabras en el puro y noble corazón de Alfonso. Emilia le susurró.

—Alfonso, mi amor.

Él, se irguió en su silla, y con ambas manos se limpió las lágrimas que caían por sus mejillas. Emilia, dirigió sus pasos a la silla que estaba justo a su lado. Alfonso, no se movió. Emilia continuó hablando con dulzura y con toda la ternura, de la que fue capaz de reunir.

—Alfonso—acercó su mano hacia el mentón de su esposo, intentando que los ojos de Alfonso se posaran en los suyos. Él, sin apenas fuerza, se dejó hacer, pero no la miró. Emilia, con el corazón en un puño habló en voz queda.

—Alfonso, por Dios, dime algo. Háblame. Grítame si eso te hace bien, pero por favor, no enmudezcas, no soporto tu silencio.

Alfonso, con la mirada perdida hacia la ventana de la alcoba, respondió sin moverse un ápice de su posición, su voz sonó fatigada, compungida.

—Déjame solo, Emilia.

—No lo voy a hacer, nunca te voy a dejar. Alfonso, mírame—le reclamaba. Él continuaba en la misma posición—Te quiero más que a mi vida, no podría vivir sin ti.  Eres mi luz, lo que me da fuerzas cada día, como crees que podría apartarme de ti ni un solo instante.

Alfonso, al escuchar la ternura en la voz de Emilia, guio sus ojos hasta encontrarla, deseaba que aquellas palabras fueran ciertas, pero en su interior algo se había roto. Ella, que le conocía muy bien, continuó diciendo.

—Por favor, Alfonso. Has de creerme—imploraba— Severiano, me…

—¡No le mientes!—gritó colérico mientras se incorporaba de la silla. Emilia le siguió, y sujetando su fornido brazo, le obligó a parar, dando un paso, se puso frente a él, y dijo más enérgica.

—Alfonso Castañeda. Ahora mismo me vas a escuchar, por favor. Creo que todo el mundo teniente derecho a explicarse, y yo quiero explicarte lo que pasó, para que puedas entender por qué actué como lo hice. —Alfonso se zafó de Emilia, la miró con enojo, receloso e intentó salir de allí. Ella continuó hablando, interponiéndose entre él y la puerta, tenía que impedir a toda costa que la maldad de Severiano rompiera su matrimonio. —Si no lo haces, si haces caso a su ponzoña, se habrá salido con la suya—Emilia lloraba, sus lágrimas habían copado sus ojos, y el llanto ahogaba las palabras.

— ¿No te das cuenta que ha sido una treta para separarnos? ¿Vas a darle ese gusto Alfonso Castañeda?¿Vas a anteponer lo que te dice un sinvergüenza a lo que te dice tu mujer? ¿Acaso te he engañado alguna vez?¿Qué razón tendría ahora para hacerlo?—Él evitaba su mirada, ella insistía en reflejarse en sus ojos.— Alfonso, te quiero más que a mi vida, y él lo sabe. Te juro… te juro por lo que más quieras, que no ha pasado, ni pasará nada, entre los dos. Has de creerme por favor. Alfonso, dime que me crees. Todo ha sido una artimaña.

Él, la escuchaba con los ojos llenos de lágrimas, se sentía abatido, traicionado, roto. La escasa luz de la ventana iluminó el rostro de Emilia, lloraba desconsoladamente, imploraba ser escuchada y gritaba que le amaba. Entonces, un pellizco hizo que su corazón se estremeciera, que la viera tal y como era. Sus ojos buscaron los de su esposa, la amaba más que a su vida, Emilia era el aire que respiraba, era sus piernas que le permitían caminar, era sus brazos que le permitían trabajar, era su corazón que le permitía amar. 



Entonces, fue, cuando sus ojos buscaron sus labios, aquellos labios tan dulces, que tanto le calmaban, y que ahora le suplicaban, y le clamaban amor. Alfonso recordó cuanto la quería, cuanto la necesitaba, cuánta razón tenía. Porque creer en un ser como Severiano, y no creer en ella. Comprendió que los celos le habían jugado una mala pasada, que Emilia merecía ser escuchada, en vez de darle la espalda y regalarle a Severiano el placer de ver como entre ellos crecía la desconfianza. Pero que desconfianza, si Emilia era integra, recta, justa, honesta, además de hermosa como ninguna, y sabía, le había demostrado durante todos los años de matrimonio, que le amaba a él, ¿qué estaba haciendo?


De pronto, con un impulso salvaje, la rodeó entre sus hercúleos brazos, la atrajo hacia él y la besó con pasión. Emilia recibió aquel beso con la fuerza de un huracán. Y en aquel momento, reconoció a Alfonso, a su Alfonso Castañeda. Era él, de nuevo era él, y la tenía entre sus brazos, y le demostraba todo su amor, un amor puro como su alma. Alfonso, con una fogosidad desmedida, la llevó hasta su lecho entre besos y caricias. 

Emilia, ávida de su amor, de nuevo encontró a su esposo bajo aquel frenesí, reconoció y recibió con deseo sus caricias, se fundió en su respiración, se moldeó bajo su cuerpo, y sintió toda la fuerza de su pasión. Ambos se entregaron en cuerpo y alma, como hacía tiempo que no lo hacían, en aquella alcoba, donde la luz se filtraba con sigilo, mirando a escondidas, para no molestar durante aquel ardiente momento, donde Alfonso y Emilia, continuaron demostrándose sin palabras, todo el amor que sentían, el gran amor que se profesaban, y que con el paso de los años, se había tatuado en su piel. 

Ahora sabían que por mucho que se empeñara, por mucho que se interpusiera Severiano, aquel amor que sentía el uno por el otro, nunca, nada ni nadie lo podrían desmembrar.

A más ver.




22 de diciembre de 2014

FRANCISCA MONTENEGRO- UN ALMA NEGRA COMO LA NOCHE


Gonzalo Valbuena"Jamás he visto al diablo señora, pero tengo entendido que puede adoptar cualquier forma, incluso el de una mujer como el alma negra como la noche" capitulo 497

Que maravilla de diálogos 'había' en Puente Viejo, que excepcionales tramas, ausentes hoy. Que tandem tan perfecto. Nieto y abuela enfrentados verbalmente. Era espectacular, dónde se demostraba  el poderío de estos dos personajes, con este gran guión. Pero sobre todo, en la maldad en la que se recrea, se regocija, se envuelve e impregna doña Francisca Montengro, Reina y señora de todas la comarca. 




Y que fácil es escribir maldad y bondad, sobre la vida de un personaje inventado, sobre sus amores y desamores, sus sentimientos, y sus rencores, pues ese personaje no es real, y por ese motivo se pueden aceptar licencias, situaciones extremas que de vivirlas realmente, serían tan sobrecogedoras y angustiosas como injustas, despiadadas y crueles. Pero lo que vemos, lo que amamos y lo que criticamos con tanta pasión, es una novela, todo ficción.


Y defiendo a capa y espada alguna actitud de sus personajes y no critico pero acuso a otras actitudes que rozan lo esperpéntico. Pero comprendo, como me dijo un amigo el otro día, que una cosa es lo que gusta, lo que te atrae, y otra lo que vende, y como empresarios que son las productoras, se guían más por lo que se vende, que por lo que pueda llegar a gustarles. Los guionistas, pues, se adaptan a las exigencias de quien manda, y los actores a las exigencias del guion, y se hace caso omiso, (y no sé hasta qué punto se tendría que obviar) a lo que la gente opina, a lo que le gusta, a lo que reclama a gritos, compartiendo deseos y comentarios, en las redes sociales, foros y páginas sobre la serie.

Defiendo, como hice en mi anterior artículo, la actitud de María, pero comprendo que a muchos de los seguidores de la novela les repatee los higadillos cada vez que a la pobre María, le hacen vivir situaciones como la que está viviendo actualmente o como la que ha vivido en capítulos anteriores durante toda su vida. Pero no es de ella de quien quiero hablar, aunque siempre quiero hacer mención, porque es digna de tal, y porque para mí, sigue siendo la protagonista, aunque a solas, sin su Gonzalo, pero protagonista junto Aurora, y esas tramas, son las que me hacen seguir aquí. María y Aurora.

Pero, a la que ya no puedo, ni quiero defender, porque no atisbo ninguna virtud, ningún gesto de bondad, es a doña Francisca Montenegro. La interpretación será magistral, puesto que el papel ya lo es también, y eso es lo único que podría defender de Francisca Montenegro, la interpretación de María Bouzas, porque por lo demás, por su actitud para con el prójimo, evidentemente que es reprobable de todo punto, se mire como se mire.

Es una asesina confesa, todo el mundo sabe que mató a quien le hizo, o intentó hacerle sombra, o le mató, o pagó para que se hiciera.

Recordemos, Emilia y Alfonso, saben que ordenó matar a Fernando Mesía. Al igual que ordenó matar a Juan Castañeda. Encerró a Efrén. Confesó a nuestro Martín Castro, que había matado a Pepa, y aunque no lo haya conseguido, porque nos lo han querido vender así, ha sido participe de su desaparición, además de haber preparado y ejecutado la muerte de su prima Bernarda sin apenas despeinarse, y tratar a su nieta Aurora, sangre de su sangre, una Montenegro también, como lo ha hecho, por el simple motivo de salirse con la suya.




Al igual que hizo con Raimundo, un amor, que yo personalmente, y analizando con detenimiento, no veo por ningún lado, lo hubo, sí, pero de eso ya no queda nada, tan solo le sirve de excusa para cometer fechorías, es un juego que le permite estar viva, un amor platónico, porque no dudaría ni por un instante, en acabar con su vida si se lo propone, tal como intentó rociándolo de gasolina, o dando trocitos de cristal para acabar con su vida.  Está visto que la hiel que le sale por los poros, la tiene impregnada de agria vestimenta, y arremete contra quien sea, por placer y por demostrar que es Francisca Montenegro, la cuestión es, no dejar títere con cabeza.

Francisca Montenegro, juega a ser Dios, siempre lo ha hecho y lo seguirá haciendo. Utiliza a todo el que le rodea como si Puente Viejo, fuera un tablero de ajedrez y sus vecinos simples peones. Maltrata a todo el mundo, ordena, manipula, amenaza, intimida, utiliza y desecha, a excepción dos o tres personas, por las que en algún que otro momento, se le ha visto un esbozo de debilidad, pero que cuando eso ocurre, de inmediato aflora su parte vampírica y les chupa toda la sangre, dejándolos exangües, a punto del golpe final. Como haría la viuda negra después de su apareamiento.

Como está pensando hacer ahora mismo con el Jaral y todos los que habitan en él, incluida Esperanza, la niña de María y Martín. Francisca no tiene excusa para actuar como lo hace, ella es el veneno, ella emana ponzoña, por puro placer. En cuanto ya no puede manipular a su antojo, les destroza la vida, caiga quien caiga, y pete quien pete. Tan solo por el simple hecho de hacerlo, y por eso, ya ni creo que obtenga ese placer. Para ella, la maldad, es puro entretenimiento, como quien hace calceta, o barquitos de papel. Francisca Montenegro, es pura crueldad.

Si tanto dice querer a María, ¿por que la hace sufrir de este modo? La ha visto llorar desconsoladamente, desgarrarse por dentro, tras la fingida muerte de Gonzalo, su nieto, el que vivió con ella, durante su infancia, y a pesar de saber que no está en su tumba, a pesar de saber que continua vivo, la deja penando tan solo porque ella lo quiere así. María es suya y la quiere volver a utilizar. Como le está pasando con Bosco, pero este al contrario que María, está sacando la parte más negra de su abuela, se está empapando de desconfianza y de maldad. 

Es increíble pensar que Bosco, es un muchacho de tan solo dieciocho años, que hace unos pocos meses no sabía nada de la vida, no sabía leer, ni escribir, no había dormido en cama alguna, no sabía comer como es debido, no sabía nada, y ahora es el mejor de los caballeros, es el más seductor, el más gallardo, el más preparado para llevar la finca, el que da órdenes, el que humilla vejando al servicio, cuando antes iba tras una gacela. Bosco esta hecho a imagen y semejanza suya. Nadie recordaría mirando a Bosco que es hijo de la partera y del capitán, que es fruto del amor de unos padres, de los que no ha heredado ni el apellido. Nada nos recuerda a ellos. Cosa que con sus hermanos, los protagonistas. Si. Ellos emanan Partera, ellos evocan Tristán, lo llevan en sus venas, y nunca se podrán corromper, ni doblegarse ante su abuela, ni formar parte de su plan.




En el capítulo de ayer, al hablarle a Melchor, de la manera que lo hizo, al utilizar esas palabras hirientes, punzantes, llenas de rencor, al decir que había descubierto que Amalia era estéril, esas frases que le ha espetado, a bocajarro regocijándose en su entonación, o la que le dijo anteriormente, son del todo punto, maliciosas, e indignantes.

Cuando el pobre Melchor le explica lo del accidente y del fallecimiento de su esposa, alegrándose como cualquier padre haría, de que su hija salvara la vida, Francisca le responde con los dientes, “Si, pero una vida inútil” ¿es que acaso no recuerda Francisca que a ella también le podían haber dicho lo mismo de Soledad? Su hija tampoco puede engendrar, por culpa de ella misma. ¿Cómo habría reaccionado doña Francisca? ¿Acaso, no hizo ella, lo mismo cuando quiso casar a Soledad con el marques? Ella también escondió que Soledad era estéril.

Está visto, que Francisca Montenegro, y todos los poderosos desde que el mundo es mundo, predican lo que no hacen, y hacen lo que quieren, cambiando a su antojo y todas las veces que les sea necesario cambiar, cualquier situación, para su propio beneficio, juzgando sin miramientos a los demás, atacando sin piedad a todo el que le rodea, viendo la paja en el ojo ajeno, y no viendo la viga en el suyo propio.






Cuanta maldad puede albergar en su ajado corazón, un corazón que quizá en algún momento latía de pura felicidad, de amor verdadero, pero que ahora, con el paso de los años, se ha vuelto negro como la pez. Francisca Montenegro, perversa y cruel, hasta la muerte.

A más ver.



19 de diciembre de 2014

"NO ME COMPADEZCAS" - MUJERES CORAJUDAS DEL SIGLO XX





Pues acabo de ver el capítulo.. y que queréis que os diga, a pesar de que en un principio pensé que María no llegaría a nada por un motivo u otro, ahora tengo que decir que le doy un diez, a la decisión de María. Si, ya se que muchos me diréis “¡qué carajo estás diciendo!” y sé que a muchos no les gustará ni la decisión que ha tomado ni mi defensa por ello, y pondrán el grito al cielo, pero que yo, voy a argumentar.

No voy a entrar en criticar la trama de María, que a mí personalmente me encanta, ya que ella es toda pasión, y así lo demuestra. Nos lo está demostrando con la determinación de la madurez con la que está tomando las riendas de su vida. Una mujer en aquellos años no era nada. Salvo en algunas excepciones.. o tenías arrestos y dinero, y aun así, si no eras astuta te anulaban, o lo pasabas muy mal.

Nos hemos de situar en 1921, nada más ni nada menos.. así que hacer un esfuerzo y trasladémonos allí, en aquellos días, y en aquella situación.

Veamos: Cuando el falso Tristán ha entrado en la alcoba y se ha encontrado a María, esta solo ha podido hacer ¡justo lo que ha hecho!.. Y os diré porque creo que ha sido.

Muchas pensarán( como yo lo he hecho en su momento) porque no ha salido cuando Fe ha interrumpido y picado a la puerta?.. Pues precisamente porque entonces el Cubano hubiera atado cabos... y eso no era bueno, ni para su investigación, ni para sus planes. Es un impostor, listo como un ratón de campo, que ha puesto en jaque a la Doña, nadie lo ha hecho hasta el momento, ¡solo él!, que ha conseguido cazar al capataz, humillarlo frente a Francisca, amenazarla en su despacho con una pistola y salir indemne de su osadía.

Ha jugado con Francisca Montengro, se ha instalado en su salón, compartido alimentos, licores y apellido. Un hombre de mucho cuidado, y María se lo huele. Igual que intuía, y que sabe a ciencia cierta, después de todo su sacrificio, que es un impostor.



Por todo ello, María, tiene que llegar hasta el final, sea como sea. POR AMOR A GONZALO, POR SABER LA VERDAD. Así que, ¿porque no hacerlo de la única manera que entiende que el cubano caerá de bruces a sus pies?.. Ahora, y después de su entrega le tiene comiendo de la mano, o eso parece, está más cerca que nunca de demostrar esa verdad que oculta, tras su apellido, y astuta como es, lo conseguirá, no en vano, ha tenido una excelente maestra.

Y sí, es cierto que para actuar así, se han de tener unas tragaderas que no veas, pero en aquellos días, y en situaciones límites, la mujer tuvo que hacer uso de lo que tenía más a mano, y en esa situación y en ese momento, María, igual que muchas de nuestras abuelas, tuvieron que hacer de tripas corazón, para conseguir desde un mendrugo de pan que echarse a la boca, a cobijo, o algún tipo de ayuda, para echar para adelante, como fuera, mordiendo su dolor y tragando el acíbar que la vida les iba dando a cuenta gotas. 

Para la mujer, lo importante era vivir, para poder seguir adelante, para poder ayudar a los suyos, padres, hijos, hermanos, maridos prisioneros, y por lamentable que sea, y aunque ahora lo veamos como una humillación inaceptable ( que lo es) muchísimas de nuestras mujeres, ante situaciones desesperadas y adversas de su vida, era la única manera, de conseguir una salida a una situación desesperada.

Creo, que María, tenía que atraer al cubano como fuera, que no sospechara que había entrado en su alcoba por otra razón que no fuera él, y así darle tiempo para hacer lo que después nos han demostrado que ha hecho, conseguir averiguar que era realmente un impostor.Tener una prueba fehaciente de ello. Ahora, por fin, y con la prueba en su mano, puede pedir ayuda al padre Anselmo. 



Y en el momento de su sacrificio, en el momento de la entrega, la fuerza del amor, y de saber que su esposo puede estar vivo, le ayudó a poder culminar lo que hizo, y  ha actuar como lo hizo.Ya dejó claro, en anteriores capítulos que el cubano, no puede morir, ni irse de allí, sin explicar lo que sabe de Gonzalo.

 En estos capítulos María me está demostrando lo grande que es. Una mujer como pocas, dispuesta a todo hasta llegar a la verdad. Nunca se ha arredrado por nada, ni por nadie, ha sido violentada, maltratada, humillada, pero ella siempre ha estado entera, fuerte, y ha sabido seguir hacia delante, y todo por su fortaleza de espíritu y su amor. 

Ahora, al igual que antaño, tiene que vivir momentos muy duros, pero María a pesar de su juventud, es toda una mujer, y es ella, la que ahora maneja los hilos de su vida y de su entorno, y de momento, no los quiere romper, y yo le aplaudo el gesto.

Ahora, tendrá que seguir el juego a su ‘cuñado’, hasta que el padre Anselmo le ayude a descubrir la verdad, y como bien ha dicho en la cocina, frente al único apoyo que tiene, Fe.


“No me compadezcas, lo doy por bien empleado, si esto me lleva a saber que ha sido de Gonzalo” su esfuerzo, habrá valido la pena.


A más ver.

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