Según mi humilde opinión,en la boda de Martín y María, nos faltó lo que tanto anhelábamos, tanto como ellos mismos.... Así que, os dejo un minirelato de lo que debería haber sido y no fue.
LA NOCHE DE BODAS Y EL DESPERTAR DE MARÍA.
La suave brisa, que se filtró por la ventana, me despertó de mi dulce sueño. Miré a mí alrededor sobresaltada, y pude comprobar con satisfacción, que estaba en mi habitación, y nos encontrábamos en Jaral, que mi sueño era real, y que todo era parte de mi vida.
Instintivamente busque con la mirada, la otra parte de mi lecho, donde debería permanecer mi amor, el tan esperado y deseado amor. Gonzalo; mi vida… parte de mí.Y ahí estaba,durmiendo plácidamente, respirando profundamente, abandonado en los brazos de Morfeo. Aquella imagen tan cautivadora como angelical, me hizo recordar el primer día que dormí junto a él.
Aquellos días, que parecían ahora tan lejanos, cuando en aquel mismo lugar, viví el despertar de mis más profundos sentimientos, mis primeros anhelos, mis primeros deseos, y la necesidad de conseguir su amor. Esos sentimientos tan puros y tan profundos que harían que mi vida, que nuestras vidas, cambiaran por completo.
Recordé, con una pícara sonrisa, cuando fingiendo la enfermedad de la gripe, Gonzalo, “diácono” por aquel entonces, había velado por mí cada minuto de todos los días que transcurrimos en el Jaral. El mismo lugar que ahora nos cobijaba.
Sonreí, al pensar en aquellos momentos, en aquel primer beso que tanto desee, desde el primer día que le vi en la plaza, cuando llegó a Puente Viejo, junto con mis guantes de “glace”. Aquella sonrisa, aquella gallardía, todo él, despertó en mí, unas sensaciones y unos sentimientos, nunca antes experimentados.
—«¿De veras piensa usted, que vale más un guante que una vida?»
Fueron sus primeras palabras, las primeras que escuché de sus labios. De esos labios, que no cesé de buscar hasta que tiempo después, pude saborear, y sentir en mi cuerpo, experimentando la más dulce y excitante de las sensaciones.
Los últimos rayos de luna que se filtraban por la ventana en aquella noche de julio, acariciaban su cuerpo. Me arrebujé entre las sábanas, y me acomodé en la almohada, para poder contemplarlo en silencio. Él, se estremeció y cambió de posición. La sábana que cubría parte de su cuerpo, resbaló sobre su torso denudo, dejando al descubierto aquel pecho hercúleo y voluptuoso, forjado allá en las américas y que horas antes me había atrapado, hasta hacerme estremecer. Aquel pecho en el que a partir de aquel momento, me acunaría cada noche, hasta caer rendida, y por el que daría la vida.
Gonzalo, bañado por el refulgente resplandor de la luna, estaba hermoso, y por fin me sentí completa, pues ya éramos el uno del otro, lo que tanto había deseado por fin era realidad, ahora lo sentía mío. “mi esposo”,susurré junto a un suspiro que me salió del fondo de mi alma.
Había soñado tanto este momento. Habíamos luchado tanto por llegar hasta aquí. Él siempre encontraba la forma de reconfortarme ante las adversidades que se nos habían cruzado a cada paso. Él siempre estuvo ahí, a mi lado, desde el primer momento, a pesar de todas las cosas que a veces y sin sentir, le había dicho, para que no sufriera la maldad y animadversión de Fernando.
Sentí un escalofrío, y estrujé aquellas finas sábanas entre mis manos, queriendo cubrir mi miedo con ellas. Fernando. ¡Dios mío! Cuanto habíamos sufrido por su perversidad. Cuando daño nos había hecho. Volví a mirar a Gonzalo buscando su paz y su imagen me tranquilizó, la angustia que había sentido al recordar el pasado, al recordar la mirada taimada y maliciosa de aquel endriago, ante la presencia de Gonzalo, se desvaneció y sentí la necesidad de aferrarme a su cuerpo, buscando protección entre sus brazos, donde desde siempre me había sentido segura, resguardada, e invencible, para apartar de mi mente, la imagen de aquel ser tan repugnante y tan maléfico, de aquel engendro, que debería estar pudriéndose, en algún rincón, del más horrendo de los calabozos, pagando, por todo el mal que nos había hecho.
Me deslicé entre las sábanas y me acurruque junto a él. Cerré los ojos y respiré profundamente llenándome del aroma de mi amor, y de los pétalos de rosas que todavía continuaban acomodados entre las arrugas de nuestras blancas y sedosas sábanas de raso, que con tanto mimo, habían preparado mi madre, mi abuela, Mariana, Candela y Aurora para la ocasión.
Todavía en nuestra habitación, resplandecía algún destellante y lánguido haz de luz, de las blancas velas que habían sido testigos mudos de nuestro amor. De nuestra apasionada entrega de tan ansiado momento.
Gonzalo, sintiendo mi cuerpo asirse al suyo, despertó. Abrió lentamente sus ojos, y al encontrarse con los míos, me sonrió. Sentí mi cuerpo temblar como una hoja, y con una ternura infinita me separó un mechón de pelo que cubría parte de mi rostro.
—¿Te pasa algo, mi amor?—musitó.
Le respondí con una sonrisa. Acaricié su mejilla, a la vez que le susurré.
—Dime que me quieres. Que nunca te separarás de mí.
Él, se volvió sobre mí, rodeándome con su brazo, y acercándose hasta tal punto, que me habló rozando mis labios, mientras su mirada penetraba en mi interior acariciándome el alma.
—Te amo más que a mi vida, y mientras me quede aliento, no dejaré de amarte. Mi esposa… Mi amor.
Sus palabras sonaron en mi interior, como canto celestial, sentí la suave presión de sus labios, al contacto con los míos, y me dejé llevar. Le deseaba, le deseaba como tantas otras veces, necesitaba sentir su fuerza dentro de mí, sentir su entrega, su ternura y calidez. Su boca fue buscando en la mía la respuesta a su deseo, y poco a poco fui llenándome del néctar de su excitada pasión.
Sus manos, dibujaron cada centímetro de mi cuerpo, sus besos tatuaron cada pliegue de mi piel. Yo acariciaba su figura, sintiendo poco a poco como mi cuerpo se llenaba de placer, un placer tan intenso que no podía, ni quería dominar, un placer que me subyugaba hacia él, que me sometía y seducía, hasta hacerme enloquecer. Y así nos encontró el nuevo día, extenuados de dicha y amor, entrelazados el uno en el otro, y sabiendo que ahora por fin, ante los ojos de Dios y de los hombres, éramos un solo ser.
Acurrucada entre sus brazos, y mientras Gonzalo, acariciaba mi mano que descansaba sobre su pecho, recordaba las palabras que nos dijimos, al llegar al Jaral tras nuestra maravillosa e inolvidable boda:
—«Ha sido mágico—Le dije, mientras le miraba con embeleso.
—Y más mágica será nuestra noche de bodas—me respondió Gonzalo, mientras se levantaba y tiraba de mí hacia él.
—Gonzalo—le hablé, mirándole con ternura—Prométeme una cosa… que todas nuestras noches serán siempre, noches de bodas.
—Te doy mi palabra—me respondió rodeándome con sus fuertes brazos.
—Y que me levantaré y acostaré todos los días colmada por tus besos.
—Mientras me quede un aliento de vida—respondió, estrechándome contra su cuerpo, hasta que nos fundimos en un dulce beso.
De pronto, Gonzalo dejó de besarme y me cogió en volandas, mientras le preguntaba risueña.
— ¿Gonzalo, que haces?
—Llevarte a la cama en brazos.
— ¡Pero tú estás loco!
—Loco de amor por ti, María.»
Y fue como me prometió. Una mágica, apasionante y maravillosa noche de bodas, y un despertar exultante de dicha y plagado de amor.
Nos miramos en silencio, sintiendo una fuerza sobre humana. Ambos sabíamos, que la lucha había llegado a su fin, y que a partir de aquel momento, todo lo que nos aconteciera, lo podríamos vencer, porque juntos éramos invencibles, y porque, y después de lo escarpado del camino, hasta poder bendecir nuestro amor, por fin lo habíamos conseguido, y ni nada, ni nadie, ya no nos separaría jamás, pues ya éramos…por siempre y para siempre… marido y mujer.
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Espero que os haya gustado... especialmente a las incondicionales de Martín y María... a las que nos faltó algo más de pasión entre nuestros PROTAS...
Y una última cuestión:
Creo que un fallo de suma importancia (al menos para mi) ... Fue, en el preciso momento, que el padre Anselmo después de mostrar todo su cariño a los contrayentes, dando muestras del amor que sentía por Martín, el niño al que dieron todos por muerto, por el que tanto se lloró en Puente Viejo,... dijese... Gonzalo.. aceptas a Maria como tu legítima esposa.!!!! A mi, me hubiera gustado oír de boca de Don Anselmo, al igual que escuché de boca de Rosario, el verdadero nombre del muchacho, Martín... en vez de Gonzalo, en memoria a los que no estaban presentes y por que el que estaba postrado de rodillas, frente al improvisado altar, con los nervios a flor de piel. Nada más y nada menos es Martín Castro!! El hijo de la Partera.
Precioso! Y estoy totalmente de acuerdo contigo, es Martín!!
ResponderEliminarGracias Enri... por leer mis ocurrencias..!!! Pero tenía ganas de poner algo de amor en esta abandonada relación.!!! ♥
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe has dejado KO. Me encanta tu sensibilidad y la manera como sabes expresar unos sentimientos a flor de piel. Es un relato precioso.
ResponderEliminarPor lo que respecta al nombre , para mi y por mucho que lo intenten, siempre será Martín. Las excusas que di el guionista para lo contrario me parecieron de lo más poco convincentes que he oído en mi vida, y solo quizás sean justificables en el caso de Maria. Yo también tuve una decepción cuando D.Anselmo le llamó por el apelativo de Gonzalo.
Besos
Gracias por tus palabras, yo como tú, amo la escritura, y al amar a Puente Viejo, en especial a las parejas de Martín y María, y Emilia y Alfonso... pues ahí andamos!!! Hemos de hacer un frente común para pedir lo que recogemos por las redes... AINSSSSSSSSSS... si nos hicieran caso a nuestras apreciaciones.!!! En fin... nos vemos neni... Petontes desde Barna... que he visto que eres vecina!!! ajajjajaja
EliminarPrecioso, me encanta.
ResponderEliminarGracias Tesoro... por leerme y darme ánimos para seguir....A mi esta pareja me APASIONA!!! le daría tanto... tendrían tanto que trabajar ... si por mi fuera.!!! ;)
EliminarHoy en día que, en el cine y en la tele la mayoria de veces, solo ves tiros, muertes sexo barato y desastres, encontrarte con este precioso relato,tan bien descritos los sentimientos tan profundos, que se te mete en el alma, una dulzura que te deja soñando amores parecidos,Sentada en mi sillón favorito frente al portátil he revivido mi amor que venció muchas adversidades, pero que al fin si pudo ser. Gracias, Mar.
ResponderEliminarGracias a ti, mi querida Joana... si te gustan las historias de amor, y sin ser pretenciosa te invito a leer, mi destino eres tú... a ver si te gusta.. aunque el amor que se profesan nuestros queridos Martín y María, es tan dulce, tierno, y especial que nos hace temblar con cada mirada, con cada caricia, con cada beso... Me encantan.. ♥
EliminarPrecioso!!! Así debía haber sido . Y no solo se quedaron cortos, sino que ´nos están mostrando una pareja que no tiene nada que ver con la que crearon. Yo me pregunto porqué este giro ?? ¿ Qué interés hay en anulas a esta pareja? aunque abandonen la serie los actores... o les quieran dar más minutos a los nuevos para que enganchen a la audiencia... podían seguir como hasta ahora, ( ya no vamos a pedir más) mostránadose como una pareja joven, enamorada y feliz de estar juntos, como Mariana y Nicolás; Alfonso y Emilia...
ResponderEliminarGracias Anónimo, vuestras palabras me llenan de satisfacción, pues es lo que creo que nos faltó.. ahora espero que los rumores no sean ciertos, y tengamos a Martín y María para años... En fin, será lo que ellos quieran que sea. Os he añadido música, la música de Martín y María.. para amenizar más las lecturas. Besines y gracias por estar ahí y comentar.!! ;)
EliminarMe encanta, enhorabuena porque has hecho algo maravilloso de la misma escena que estos que se suponen que son profesionales, no han estado ni a la altura de tus zapatos. Y para más inri, no salió ni siquiera la alcoba, con lo fácil que hubiera sido, si tenían que quitarla por falta de espacio, haber grabado esas escenas antes de quitarla. Yo es que creo que como la línea de estos señores es que solo venden las penas, pues estas escenas pasan de ellas. Pero bien que recrearon los encuentros en el desván de la casona, las escena nauseabundas de Fernando con Jacinta, y no una vez, sino varias.
ResponderEliminarHola Anónimo.... me alegra de tenerte en mi blog, y leer tus comentarios.. es una pena que nos privaran de tan deseado momento por todas... pero ya no podemos hacer nada al respecto, sino inventar situaciones que nos lleven a vivir esos momentos. Besos. Mírate mi último vídeo... quizá te guste también... es como no... de María y Martín.. ♥ Hasta luego!!
EliminarEnhorabuena Mar!!! Un relato precioso y con el que has conseguido hacerme vivir e imaginar esa noche de bodas y despertar en el lecho nupcial que merecían Martín y María.¡¡¡¡ Escribes genial!!! Los guionistas de la serie deberían aprender de tí y habernos ofrecido algo parecido a lo que tú describes con tan buen gusto, elegancia y romanticismo. Nos dejaron a medias y aunque la boda fué preciosa le faltó algo más, se quedó coja y los seguidores necesitábamos ver algo más de intimidad, escenas cariñosas y románticas, palabras de amor entre la pareja que por fin habían conseguido unirse en matrimonio después de tantos sinsabores y ya eran libres para amarse... Para mí ellos son la mejor pareja de la serie y me fascinó y fascina su historia de amor que por lo que veo ahora los guionistas han dejado en un segundo plano, cosa que no me gusta en absoluto.
ResponderEliminarUn beso Mar y a seguir escribiendo!!!
Hola Ana L. me vas a elevar al cielo con tus palabras... jajajja, es un placer escribir, me encanta,sobre todo esas escenas tan intimas entre nuestro Martín y María... Cuantas ganas e ilusión esperando a que llegara el momento,y vi pasar los minutos con impaciencia para ver , para sentir algo más... como su primer encuentro, como los encuentros clandestinos en su rincón, pero como decimos todas por ahí... nos quedamos de pasta de boniato cuando llegó Conrado a levantar al mozo de su lecho nupcial... y por eso me decidí a escribir, algo de lo que me hubiera gustado ver.. y así en nuestra imaginación, volamos junto a Martín y María más allá de la alcoba... llegando a tocar algo de dicha, esa dicha que llevábamos tanto tiempo esperando. Yo también estoy inquieta por e devenir de las tramas y el arrinconamiento de nuestros chicos.. No se lo merecen y ellos, ni nosotr@s. Besines. Me alegra de que estés aquí. ♥
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