3 de septiembre de 2014

TRAS LOS PASOS DE MARIANA - INCOMPRENSIBLE ACTITUD?

Tras los pasos de Mariana- incomprensible actitud?


Voy a romper una lanza a favor de mi querida y hermosa Mariana Castañeda, tan magnificamente interpretada por Carlota Baró,  intentando encontrar y argumentar el porqué de su actitud.

Veamos:

Desde el inicio de Puente Viejo, asomó a la luz, una muchachita, dulce, inocente, con la mirada limpia, con la conciencia tranquila, bajo el amparo y el cariño de una familia de humildes trabajadores y a su vez siervos de la máxima autoridad del lugar, Doña Francisca Montenegro, reina y señora de todo lo que les rodeaba y que podían vislumbrar hasta el horizonte y más allá.

Esa muchacha, despistada, curiosa, charlatana, y feliz, que jugueteaba por el rio y por todos los rincones de la casona con Martín el nieto de la doña e hijo del capitán Tristán Castro Montenegro, y que muy a menudo, por lo atolondrada juventud, llevaba a su madre por el camino de la amargura y hasta la desesperación, llegando a quemar en más de una ocasión por su despiste, o la comida o más de un traje de la casona. Poco a poco, fue abriéndose paso, y ocupando un lugar en la historia digno de mención. Un lugar de relevada importancia en la segunda temporada de nuestra apasionante serie.  El gran salto temporal.

Todo cambió para Marianita, como se la llamaba antaño, en la época dorada de su infancia, convirtiéndose en Mariana, que obligada por las circunstancias que fueron acaeciendo en su vida, creció, sufrió y vivió todo tipo de controversias, llegando incluso a matar a un amor de juventud, viviendo gran parte de su corta existencia en las mazmorras de un penal, enlosada por la vergüenza que había hecho pasar a su familia.
Allí, nos dan a entender, que sufrió vicisitudes que le hicieron cambiar completamente el carácter, (¡y a quien no!) volviéndola gris y meditabunda, una Mariana, madura, con un semblante mucho más hosco, seria, cumplidora, mordiendo como era de costumbre sus palabras, su rabia, y obedeciendo sin rechistar, recibiendo como antaño, las injustas regañinas y reproches que siempre le regalaba, doña Francisca Montenegro. Mariana se convirtió en una estirada ama de llaves.
   


Nos dibujan pinceladas de lo que posiblemente ocurrió en ese salto temporal e imaginamos que Mariana, al salir del penal, sumida en la vergüenza y dolor por lo acontecido, acepta volver a trabajar en la casona, pues doña Francisca, que no da puntada sin hilo, sabe que después de lo que ocurrió, y de su paso por la cárcel, y conociéndola como la conoce, que en el único lugar que puede estar escondida de “dires y diretes”, es junto a ella, trabajando en la Casona, y Mariana, cree que teniendo techo y comida,  puede llegar a encontrar un poco de paz consigo misma, y evitar que todo Puente viejo, la escupa a su paso por las calles, tal como explica en más de una ocasión. Por otra parte, la doña, aceptándola a su servicio tiene a Mariana con una deuda pendiente y tendrá que estarle agradecida de por vida, por lo que por la cuenta que le trae, cumplirá fielmente todos sus mandatos, sin rechistar, además de ganar una buena doncella, hacendosa y trabajadora como pocas y que el tiempo nos confirmara.

Estamos pues en 1919 y en esta etapa, lidiará con la doña y con el nuevo inquilino, Fernando Mesía, al que también se enfrentará. Cuidará a su sobrina, por encima de todas las cosas, a la que quiere como si fuera la suya propia, no en vano es la única que le ha dado las pocas alegrías que ha podido disfrutar de la vida, desde que nació, y se centrará en su trabajo, dejando a un lado  sus paseos por el pueblo y sus habitantes, con lo que también descubrimos un distanciamiento entre su madre y ella, una gran brecha en su relación de madre, e hija. Pues Mariana siente una gran culpa por lo sucedido y por todo lo que le ha hecho sufrir a su familia.

Sigamos pues: Tenemos también la faceta de luchadora. Mariana, adoptará el rol de defensora de su sobrina, y a escondidas tramará diferentes situaciones junto al padre Gonzalo, formando un equipo detectivesco, que me hizo disfrutar como nunca de una trama en una serie de TV. Cura y criada, forman un tándem muy cuidado y muy bien hilado, para desenmascarar al endriago de Fernando, el marido de María, removiendo cielo y tierra   para que la muchacha pueda escapar de las garras de su marido. Incluso, no dudará en valerse de su cuerpo para conseguir información que pueda ayudar a descubrir el calvario que sufrió María, y para que la verdad de la violación de la joven salga a la luz.  No duda en plantar cara a nadie, para defender lo que es suyo, sangre de su sangre. Ama por encima de todo, a su familia, y es servicial y amiga con todos los demás.


De carácter fuerte, y decidido, Mariana, pasa la vida, con sus altibajos, pero al final, y siempre ayudada por el padre Gonzalo, consigue reconciliarse con el mundo que la rodea, volviendo a pasear por las calles de Puente Viejo, y disfrutando de nuevo de su madre y de toda su familia. Los Castañeda.
Todo transcurre, entre risas y llantos, hasta que llega Nicolás, que tras muchos capítulos intentando conquistarla,  llega a su corazón, y al final surge el milagro y Mariana acepta su cortejo y por fin se casa con Nicolás, por fin vemos a Mariana más feliz que una perdiz.




Pero no todo es felicidad para la muchacha, la gota que colma el vaso de la sumisa y servicial Mariana, es cuando la doña decide jugar con sus sentimientos tratándola como una insignificante criada, y ninguneándola ante su marido, faltando al compromiso de permitirle por unos días, ausentarse de su trabajo y faltar de la casona, para poder iniciar su vida de casada con un corto viaje de novios. Error que comete la doña, ya que Mariana henchida de fuerza y seguridad ante su nueva situación, arremete contra ella y se va de la casona, dejándola con un palmo de narices.




Se preveía que la doña iba a actuar en consecuencia, como ha si ha sido. Sabíamos que usaría todos los medios a su alcance para bajar los humos a Mariana, y para que volviera a sus pies con el rabo entre las piernas, como le grita cuando Mariana marcha de la casona junto a Nicolás. Y así ha sido. La llegada de Micaela ha sido por ella, por Francisca Montenegro, muchas de nosotras ya nos lo habíamos imaginado, pero no alcanzábamos a saber bien ni el cómo, ni el porqué.


Por eso, la actitud de Mariana respecto a lo que está sucediendo en estos momentos con su persona, puedo, haciendo un esfuerzo, llegar a comprenderla, porque aunque sea una mujer valiente y corajuda, como pocas, y aunque le planta cara a la vida, siempre lo ha hecho para defender a los suyos, dejando su persona en un segundo o tercer plano, siempre en un rango inferior.

Solo se insufla coraje, y arremete contra viento y marea, cuando tocan a alguno de los suyos, pero por ella, por sus cuitas, no mueve un dedo nunca. Recordemos, cuando volvió de la cárcel se encerró como un caracol y cuando se entregó a Lizardo del Pozo. A los únicos que les ha confesado sus “pecados” han sido a los curas: Don Anselmo, y Gonzalo.

Por eso, veo o comprendo que es del todo normal, que ahora que está aturdida, asustada, por los acontecimientos al recibir la visita de la madre de Cristina, lleguen a ella todos los fantasmas, y el miedo la invada queriendo proteger y alejar a los suyos para que no sufran de nuevo por su culpa.

Ahora que era feliz, tiene la espada de Damocles sobre su cabeza. ¿Y qué hacer ante eso? No es que no explique lo que le ocurre por falta de confianza, es el miedo el que habla y actúa por ella, la congoja que pasó durante el salto temporal y que nosotras no vivimos es la que la tiene doblegada, ese sentimiento de culpa mezclada con el de aflicción es lo que no le deja ver...

Volver a vivir la vergüenza de que todo el mundo sepa, que también fue cómplice de la muerte de su compañera de penal, la hace sentirse sucia, culpable y terriblemente abatida, tanto que incluso deja marchar con el corazón roto a Nicolás… como hizo en el pasado con su madre... Así que la reacción de esconder su miedo en su interior, de encerrarse en si misma, de no querer ver a nadie,  no es de extrañar, ya que actúa de igual manera que al principio del salto temporal. Huyendo de las personas que más quiere, para evitarles dolor. Sabe que están en el punto de mira de Micaela y quiere alejarlos para acabar ella misma con su vida, con la vida de Micaela.

Lo que no entiendo, ni comprendo, por muchas vueltas que le doy al tema, es ¿cómo lo sabe la doña lo que ocurrió en el penal? ¿Cómo fue que Mariana le contó lo ocurrido en presidio? En qué momento de flaqueza confió en Francisca Montenegro, si nunca se ha fiado de ella, ni ha tenido la mínima confidencia con ella… eso es lo que se me escapa. No me cuadra que Francisca esté detrás de todo esto… quizá fue presa por presa preguntando sobre algún suceso que ocurriera para machacar a la muchacha..  Lo dudo, pero sería lo único que me cuadraría.. Que hubiese sido así, pues lo contrario no me entra en la mollera y la opción de que la doña fuera a la cárcel es del todo improbable, ya que solo la he visto ahí en dos ocasiones, una con Olmo y otra con María.

De todas maneras, comprenda o no comprenda el cambio de Mariana, tengo que decir, que su papel, el que me encantaba, el que irradiaba luz, el que desprendía su encanto, su gran trabajo actoral, donde me conquistó con sus grandes, expresivos y castaños ojos, con sus miradas furtivas desde algún rincón de la casona, observadora muda de todo lo que ocurría a su alrededor, con sus andares firmes, y paso elegante, con su aspecto tan marcado de aquellas criadas de películas de antaño,  me han descubierto a una gran y maravillosa actriz. Carlota Baró.



Ahora, Mariana, ha dado un giro de 1000 grados, saltado a una vida que en principio no me acaba de gustar para ella. Todo y suponiendo, que Nicolás es un ricachón, y que lo dejó todo por ella, por amor, y si no cambian la cosa, verla así tan sumida en su propio dolor, sin atender las manos y peticiones que recibe de sus seres queridos, me entristece… llevan mucho tiempo con la trama, del recuerdo de la cárcel, hemos visto amenazas insulsas que ha vertido Micaela hacia su persona y familia, pero no ha sido, hasta que ha tocado a su familia, que Mariana no ha tomado la iniciativa.

Espero que así sea y que termine pronto con esa incertidumbre, y los montajes de los avances de mañana que nos han querido mostrar cuando tiene en brazos a Esperanza, son montajes simplemente para ese fin… intrigar al espectador para que se mantenga pendiente de lo que nos han hecho creer que sucederá.
Y por último, lo que también me preocupa, y lo he visto en las fotos que se filtran por la red… Que parece ser que o Nicolás, o ella misma acaban con la vida de Micaela, eso nos plantea dos cuestiones… o pasa como siempre y la entierran y desaparece como Olmo, o como la madre de Isidro Buendía. O si encuentran el cadáver tienen que salir del pueblo a la velocidad de la luz. Y eso ya sería otro cantar.

Nos vemos...

Y no olvidéis comentar. Besines!!



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