Y con ella, con la hija de la partera ponemos punto y final a la historia de aquella linda e intrépida muchacha que un día llegó a Puente Viejo, cargada de fuerza, de ganas y de amor.. mucho amor, intentando dejar atrás el dolor de un pasado que le acompañaría el resto de su vida.
Y si, hablo de la Partera.. Pepa Balmes.
Con la marcha de su hija Aurora, se hace tabula rasa en Puente Viejo y empezamos de nuevo. Es cierto que se queda uno de sus hijos, el último, y este será el único nexo de unión entre pasado, y futuro, un futuro que todos y cada uno de los hijos de la partera se han cuidado mucho en dejar patente con sus palabras al despedirse..
Todos y cada uno de los hijos de la partera han querido dejar su mensaje de tranquilidad a las fans, una luz en el horizonte de Puente Viejo para que mantengamos la esperanza de volver a verlos juntos otra vez..
“...Volveremos a Puente Viejo, cuando Francisca no pueda hacernos daño”, fueron las palabras de Martín que junto a María y la niña emprendían viaje a Cuba.
“...Nunca diré adiós a Puente Viejo, algún día regresaré Piedad, aquí he penado mucho, pero también he sido la mujer más feliz..” fueron las palabras de Aurora.
Y así, escuchando las palabras, de Aurora, que parada frente a un automóvil que la alejaría de Puente Viejo en pos de una vida mejor, en busca de su sueño y el de su madre Pepa, nos quedamos todos.. tristes, y con la lágrima rodando por las mejillas mientras veíamos fragmentos de un pasado que todos tenemos muy presentes, que a todos nos emocionó.
Ella, Aurora fue para mi, la protagonista de los últimos capítulos, ella junto con una criada pizpireta, salerosa y risueña, fue el eclipse que cubrió la precipitada boda de su hermano, Bosco, igual que todo lo concerniente a su historia, su aparición, su aprendizaje, su enamoramiento, su paternidad . Enviudado y casado a la carrera.
La marcha de Aurora mirando desde un rincón de la plaza a todos lo que celebraban el convite, también me emocionó, pero la escena que me tocó el corazón para mi sorpresa, fue la escena de los mirañar con Aurora... en ese momento nos hizo senti que se les quiere a pesar de sus locuras y de sus chismorreos. Igual que sintió Aurora mientras decía.. No cambien nunca.
Esa ternura en sus palabras me conmovió y acrecentó el cariño que siento por ellos, y los Mirañar son parte fundamental de la novela.
Aurora Castro, creció como hija de la partera y Ariadna Gaya creció como actriz.. Ella fue el peso del capítulo de ayer. Su marcha, personalmente la echaré mucho de menos, a pesar de que desde que marcharon Jordi y Loreto y más tarde Conrado, su personaje iba a la deriva y había perdido mucho del encanto de la Balmes .
Otro de los puntos fuertes del capítulo 1100 fue como he dicho antes, la marcha de otra gran actriz, Marta Tomasa, y que a pesar de ser un papel secundario se ha hecho con el corazón de todos los fans de Puente Viejo. Hablo de Fe, magníficamente interpretado por Marta Tomasa.
Un personaje que ha sido capaz de robarle el corazón hasta el más duro de los integrantes de Puente Viejo. Maruricio Godoy. Ver llorar a Mauricio, ver cómo la miraba, como le decía aquellas palabras tan tiernas. “Me importas tú mucho más que la Paca”. Esos momentos de intimidad entre ellos, el beso que le dió Fe, para que no se olvidara de ella, y el ver a través de los ojos del capataz como la doncella cogía la maleta y se alejaba de su lado, también me tocó el corazón.
Estos dos personajes han sido el eclipse que cruzó por Puente Viejo, y que ocultó el poco brillo de una boda, que fue más una simple comparsa, que una boda esperada. Ya en otras ocasiones he hablado de esta pareja y que no gastaré más tiempo en comentar lo ya largamente comentado.
Los fans quisieron dar la despedida a Aurora, y junto con ella a Fe, por eso sentó frente al televisor a más de dos millones de personas.
En el capítulo 1100 despedimos a dos actrices que se echarán de menos, y dejarán un gran vacío, durante el tiempo que permanezcan alejadas de las pantallas. Y es que queremos que vuelvan, igual que queremos que lo hagan Martín y María, y los esperaremos lo que haga falta.
A partir de ahora tendremos que mirar a Puente Viejo con otros ojos, respirando un aroma nuevo, viviendo historias que nada o muy poco tienen que ver con lunares, con capitanes y con parteras.
Que el Puente Viejo que nos enamoró, ha cerrado una puerta a ese pasado, pero no ha tirado la llave, ha dado paso a unas nuevas historias que por las pinceladas que vamos viendo creo que nos cautivarán, pero que en esas nuevas historias que se perfilan en un futuro inmediato, no podremos buscar vestigios del pasado tal como lo hemos conocido.
Así que con otra perspectiva, abrimos los brazos a las nuevas historias dejando atrás con mucha tristeza y mucho pesar, la historia de Pepa Balmes y su capitán, y la de sus hijos que tanto nos han hecho soñar, Martín y su adorada María con su niña Esperanza, y Aurora, la última en marchar …. esperando que estos algún día puedan cumplir sus palabras y puedan regresar.
A más ver.
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