El Sol acarició a Pepa y Tristán , las estrellas del firmamento, fueron testigos del enlace de Martín y María . La emoción, el cariño, junto con alguna lágrima, nos inundó de dicha nuestro corazón, mientras contemplábamos aquellos personajes que tanto habían sufrido por defender su amor..
Esto sí que fueron dos bodas como dos SOLES. Bodas llenas de amor, bodas llenas de emoción, de puro sentimiento, de profunda entrega, de ternura, de verdad, de pasión.
Unas bodas que culminaron historias, llenas de lucha y dolor, que se fueron tejiendo con hilos de seda, y con puntadas de una gran adoración.
Escenas y momentos, esperados, deseados, anhelados, por todos y cada uno de los seguidores de Puente Viejo. Cuánta fuerza desprendían Pepa, María... caminando hacia el altar, esas almas enamoradas, que después de tanta lucha por fin se podrían desposar.
Momentos que sellaron con un beso, un beso dulce, puro,y sensual. Un beso lleno de adoración, que depositaron con una ternura infinita, sobre los labios del ser amado, llegando a penetrar hasta rozar su corazón para dormir eternamente en su regazo.
Qué historias más bonitas. Que personajes más adorados. Hoy al comentar sobre un nuevo enlace en Puente Viejo, no he podido más que sentir la añoranza de un tiempo mejor, de unas historias repletas de fuerza, rebosantes de pasión, y que ahora quedan tan lejanas como vacías las actuales en su interpretación..
Recuerdo para Pepa y Tristán, Martín y María. Insustituibles, inigualables, irrepetibles.
A más ver.
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